Una súplica de la Sra. Java (Eva) Sandler de Toulouse para traer más luz al mundo.
Mi corazón está roto. Soy incapaz de hablar. No hay manera de que yo sea capaz de expresar el profundo dolor que me consume por el asesinato de mi querido esposo el Rabino Jonathan, el de nuestros hijos, Aryeh y Gavriel y el de Miriam Monsonego, hija del dedicado director de Otzar Hatorá, el Rabino Yaakov Monsonego.
Que nadie tenga que soportar tanto dolor y sufrimiento.
El espíritu del pueblo judío jamás podrá ser extinguido.
Debido a que muchos de ustedes, mis queridos hermanos y hermanas en Francia y en todo el mundo, se están preguntando qué pueden hacer en mi nombre, en nombre de mi hija Liora, en nombre de las almas de mi querido esposo y de mis hijos, creo que por muy difícil que sea, me corresponde a mí responder a sus ruegos.
La vida de mi esposo estuvo dedicada a la enseñanza de la Torá. Nos mudamos de regreso al país donde nació para ayudar a los jóvenes a acercarse y a aprender la belleza de la Torá. Él fue realmente un buen hombre, amoroso, generoso y desinteresado. Era sensible a todas las criaturas de Di-s, siempre en busca de distintas maneras de descubrir la bondad de los demás.
Él y yo criamos a Aryeh y Gavriel para vivir en el sendero de la Torá. ¿Quién hubiera imaginado que su tiempo en la Tierra sería tan corto? ¿Cómo hubiera sabido lo corto que sería el tiempo que yo, su madre, estaría con ellos?
No sé cómo haremos los padres de mi esposo y su hermana y yo para encontrar el consuelo y la fuerza necesarios para seguir adelante, pero sé que los caminos de Di-s son buenos, y que Él nos revelará el camino y nos dará la fuerza para continuar. Sé que sus almas santas permanecerán con nosotros para siempre y sé que muy pronto llegará el momento, con la llegada del Mashíaj, en que estaremos juntos nuevamente.
La fiesta de Pesaj se acerca. Para celebrar el Seder, la fiesta de nuestra libertad, les pido, por favor, que inviten a una persona a sus hogares para que todos tengan un lugar en un Seder para celebrar la fiesta de nuestra libertad.
Creo profundamente en las palabras del versículo: "D-os ha dado y Di-s ha quitado, bendito sea el Nombre de D-os". Doy las gracias al Todopoderoso por el privilegio, a pesar de lo corto que fue, de criar a mis hijos junto con mi esposo. Ahora, el Todopoderoso los quiere de vuelta con Él.
Para todos aquellos que deseen llevar consuelo a nuestra familia y alegría a las almas de los que han partido: Continuemos su vida en esta Tierra.
Padres, por favor, dénles un beso a sus hijos. Díganles cuánto los aman y cuánto quieren de corazón que ellos sean ejemplos vivientes de nuestra Torá, cuánto desean que vivan imbuidos en el temor de los cielos y en el amor a sus semejantes.
Por favor, aumenten el estudio de la Torá, ya sea individualmente o junto con su familia y amigos. Ayuden a otros, a quienes les cueste trabajo lograr esto solos.
Pido por favor que traigan más luz al mundo al encender las velas este Shabat y las de todos los viernes por la noche. (Por favor, hacerlo un poco antes de los horarios publicados como una manera de agregar santidad a nuestro mundo.)
Junto a las lágrimas que derramamos por el sufrimiento de nuestra esclavitud en Egipto hace muchos años, hoy derramamos otras lágrimas, aquellas que brotan cuando “en cada generación” nos encontramos con personas con las que convivimos y quieren destruirnos
Ante estos horribles actos, todos expresamos en voz alta y clara: "Di-s nos salve de sus manos".
El espíritu del pueblo judío nunca podrá ser extinguido, su conexión con la Torá y sus mandamientos jamás podrán ser destruidos.
Sea la voluntad de Di-s que a partir de este momento, solo sepamos de felicidad.
Envío mis más sentidas condolencias a la familia Monsonego por la pérdida de su hija Miriam y oremos por la pronta recuperación de Aharon ben Leah que resultó herido en el ataque.
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