A veces ese incesante torrente de noticias y sucesos en Estados Unidos tiene el efecto de provocar una especie de sonambulismo, en el cual uno no se puede dormir, pero tampoco despertar. Si de repente uno intenta sacudirse para ver qué esta pasando, se toparía con cosas como estas:
Estados Unidos es sólo una oligarquía, con el soborno político ilimitado como la esencia para obtener las nominaciones para presidente o para elegir el presidente y de los otros puestos electorales. Por lo tanto, hemos visto una subversión completa de nuestro sistema político, declaró nadie menos que el ex presidente Jimmy Carter la semana pasada.
Un grupo reducido de multimillonarios ejerce cada vez más poder sobre el proceso electoral: menos de 400 familias son responsables de casi la mitad de los fondos recaudados hasta la fecha para el ciclo electoral presidencial de 2016, una concentración de donantes políticos sin precedente en la era moderna, reporta el New York Times.
Donald Trump explicó de manera sencilla cómo funciona todo: cuando los políticos le hablan, él les da dinero, “¿y saben qué? cuando necesito algo de ellos dos, tres años después, yo les hablo y ahí están por mí… (a) Hillary Clinton, le dije que estuviera en mi boda, y vino a mi boda. No tenía opción porque yo doné a una fundación (la de los Clinton)”.
Eric Holder, el recién retirado procurador general de Barack Obama que nunca procedió penalmente contra los ejecutivos bancarios responsables del masivo fraude que detonó la crisis financiera de 2007, regresó a su chamba en el poderoso bufete de abogados Covington & Burling, que se especializa en… defender a Wall Street. Ah.
Mientras tanto, más niños viven ahora en la pobreza que antes de la gran recesión; un total del 22 por ciento (más de uno por cada cinco) y casi el doble de ese porcentaje son menores afroestadunidenses e indígenas en el país más rico del mundo.
Hablando de niños: abogados del gobierno de Obama están apelando del fallo de una juez que libera a miles de inmigrantes menores de edad y sus madres, encarcelados en centros de detención, algunos por más de un año, en condiciones calificadas de deplorables por la juez.
Hablando de ley y orden, julio fue el mes en que se registraron más homicidios por policías en Estados Unidos en lo que va de 2015: el total llegó a 118, según reporta The Guardian. A la vez, no cesan los casos de policías blancos que matan a civiles afroestadunidenses desarmados (seis más en las últimas semanas).
Hablando de comportamiento sicótico: la Asociación Estadunidense de Sicología –incluido a su director de ética– colaboró con el Pentágono y la CIA para justificar las técnicas de interrogación extremas –léase tortura– empleadas por el gobierno de George W. Bush, según una investigación interna. Prometen no hacerlo más.
Hay incontables cosas más: Obama, quien no se cansa de hablar de la paz, continúa ordenando misiones de bombardeo en por lo menos siete países; se intensificó la guerra de los políticos conservadores contra las mujeres (en particular contra su derecho al aborto) y contra las minorías (no sólo en cómo son tratados por el sistema de justicia, sino con la dramática erosión del derecho básico al voto); sigue la ofensiva incesante contra los sindicatos, sobre todo el del magisterio; los políticos continúan nutriendo el clima antimigrante, entre otras.
Ante este panorama, pareciera que casi todo sigue igual que la última vez que uno hizo el intento de abandonar el estado medio zombi, o sea, que las pesadillas siguen azotando a todos los despiertos y a los que padecen insomnio (¿por qué será?)
Pero a la vez, también hay cosas que invitan a soñar:
En Portland, Oregon, una coalición de ambientalistas obstaculizó la salida rumbo al Ártico del buque rompehielos de la poderosísima empresa petrolera Shell con una flotilla de kayaks y con gran talento acrobático, suspendiéndose del puente sobre la salida del puerto en protesta por el inicio de operaciones de perforación en una de las zonas ecológicas más vulnerables del planeta.
El legendario roquero Neil Young presentó su último disco, The Monsanto Years, que condena al mundo empresarial e incluye a la famosa trasnacional de agroindustria por su destrucción ambiental y agraria.
Trabajadores del sector de comida rápida lograron un triunfo al obligar al estado de Nueva York a aprobar un incremento de 70 por ciento del salario mínimo que percibía ese sector, parte de un movimiento que ya lleva triunfos parecidos en varias ciudades y estados.
Desde Selma, sitio de una famosa marcha por los derechos civiles en los 60 encabezada por Martin Luther King, arrancó una marcha de 40 días hacia Washington en demanda de recuperar los derechos básicos –humanos– de afroestadunidenses. También hubo más movilizaciones en torno al movimiento de Black Lives Matter por todo el país.
La gran mayoría –casi 60 por ciento en una encuesta de CBS News– de los estadounidenses desea que el gobierno haga mucho más para reducir la creciente brecha entre ricos y pobres, tema central político de este ciclo electoral, algo que, en parte, es legado del movimiento Ocupa Wall Street.
La candidatura presidencial de Bernie Sanders, senador independiente de Vermont, quien no teme identificarse como socialista demócrata, está sorprendiendo a la cúpula política con sus actos de campaña, cuya asistencia es mayor a los de cualquier otro candidato hasta la fecha.
Indígenas apaches hicieron un plantón en el centro de Times Square, Nueva York, como parte de su cruzada por el país, en protesta por un proyecto de ley federal que busca entregar tierras sagradas en Oak Flat, Arizona, a la minera trasnacional Resolution Copper, cuyos dueños son Río Tinto y BHP Billiton.
Mientras tanto, Estados Unidos se volvió el segundo país de hispanohablantes en el mundo, superando a España y sólo detrás de México, algo que augura cambios mayores en el futuro de este país y que asusta a las fuerzas ultraconservadoras.
Todo esto ofrece promesas de un posible amanecer. Entre estas pesadillas y sueños, puede ser que uno sigue medio dormido, pero queda claro que es hora de despertar.
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