Aunque afirman lo contrario, la OTAN y la Unión Europea prosiguen juntas su proyecto común de destrucción del Estado palestino. El ataque del Hamas sirve como pretexto para finalmente poner en aplicación el acariciado proyecto de los sionistas revisionistas, ya enunciado desde los años 1930 por Zeev Jabotinsky y su secretario particular, Bension Netanyahu, padre del actual primer ministro de Israel.
La guerra de Israel en Gaza se describe en el Washington Post como «una de las guerras más destructivas de este siglo». Desatada por Israel –con total apoyo de Estados Unidos, de la OTAN y de la Unión Europea– esta guerra ha dejado en pocas semanas más de 20 000 víctimas mortales y 55 000 heridos graves entre los palestinos. Y no está de más recordar que la mayoría de esos heridos no sobrevivirán dado el hecho que las fuerzas israelíes están procediendo a la destrucción sistemática de los hospitales de la franja de Gaza. El 70% de los muertos en Gaza son mujeres y niños.
Alrededor de 2 millones de palestinos, o sea el 85% de la población de Gaza, se han convertido en desplazados. Simultáneamente, Israel multiplica los ataques en Cisjordania.
En ese contexto, el primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu, declara, en un artículo publicado en el Wall Street Journal, que la primera «condición previa para la paz» es que «el Hamas debe ser destruido». Netanyahu subraya que «al destruir el Hamas, Israel seguirá actuando dentro del respeto del derecho internacional».
Netanyahu “olvida” lo que él mismo declaraba oficialmente en 2019:
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