REYNOSA, México — Los traficantes de personas que acechan las paradas de autobuses, los refugios para migrantes y las calles serpenteantes de esta ciudad fronteriza no tienen problemas para hacerse de clientes como Julián Escobar Moreno.
Este migrante hondureño llegó a Reynosa, México, con la intención de solicitar asilo en Estados Unidos, pero las nuevas políticas migratorias de ese país lo empujaron a recurrir a los cárteles locales de tráfico de personas, cuyo negocio está en auge.
“La verdad, no quiero cruzar de manera ilegal, pero en realidad no tengo otra opción”, dijo Moreno, de 37 años.
El gobierno de Trump, que ha cerrado parcialmente el gobierno federal en una lucha por obtener financiamiento para un muro fronterizo mejorado, ha adoptado distintas estrategias en los últimos dos años para disuadir a los migrantes y convencerlos de regresar a su país o de no hacer la travesía.
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