Cuidado con lo que publicas: censura en la era digital
Por Amy Goodman
Publicado el 7 de Octubre de 2009
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Un asistente social de la Ciudad de Nueva York fue arrestado la semana pasada cuando se encontraba en Pittsburgh participando en las protestas contra el G20. Tras ser liberado bajo fianza, esta semana el FBI allanó su hogar…¿El motivo?: la utilización de Twitter. Elliot Madison ha sido acusado de obstaculizar detenciones o acusaciones, uso delictivo de un dispositivo de comunicación y posesión de instrumentos delictivos. Estaba publicando en Twitter (o twitteando, como se suele decir) información pública disponible sobre las actividades de la policía en las protestas contra el G20, incluyendo información sobre los lugares dónde se le había ordenado a la policía dispersar a los manifestantes.
Si bien alertar a la gente sobre información pública no parecería ser una falta digna de arresto, estén advertidos: muchas personas han sido arrestadas por el mismo “delito”… en Irán, vale decir.
El pasado 20 de junio, cuando los iraníes protestaban contra el desarrollo y los resultados de sus elecciones nacionales, el Presidente Barack Obama dijo en una declaración: “Los derechos universales de reunión y de libertad de expresión deben ser respetados, y Estados Unidos apoya a quienes procuran ejercer esos derechos”.
Su declaración fue publicada en inglés, farsi y árabe, y fue publicada en la propia página de Twitter de la Casa Blanca. El mensaje decía: “Exhortamos al gobierno iraní a que detenga todas las acciones violentas e injustas contra su propio pueblo”.
Los senadores estadounidenses, Charles Schumer, demócrata de Nueva York, y Lindsey Graham, republicana de Carolina del Sur, escribieron una carta a la Secretaria de Estado Hillary Clinton, en la que la exhortan a que presione a las naciones europeas para que limiten la venta de tecnología de espionaje a Irán. En la carta escribieron: “Tras las recientes elecciones, el gobierno iraní ha utlizado una nueva central de vigilancia de comunicaciones para interferir y bloquear las comunicaciones a través de Internet y de teléfonos celulares como parte de sus intentos por reprimir a los ciudadanos iraníes que se manifiestan pacíficamente…incluso los mensajes de voz, correos electrónicos, mensajes de texto, mensajes instantáneos y tráfico de Internet, al igual que ciertas publicaciones en sitios de redes sociales como Twitter, MySpace y Facebook”.
Impresionado por la magnitud de la importancia de Twitter en las protestas iraníes, el Departamento de Estado de Estados Unidos le solicitó a Twitter que retrasara un mantenimiento del sistema que podría haber interrumpido el servicio mientras se llevaban a cabo las protestas en Irán.
Si bien Madison relfexionó en forma optimista, “Espero que el Departamento de Estado también salga a apoyarnos”, su defensor, el prestigioso abogado de derechos civiles Martin Stolar, dijo: “Esto es simplemente increíble. Es el caso más inconsistente y ridículo que he visto. Tiende a criminalizar los servicios de apoyo para las personas que están involucradas en actividades de protesta lícitas. Y es desconcertante que alguien pueda ser arrestado simplemente por caminar junto a otra persona y decirle: ‘Oye, no vayas por esa calle porque la policía tiene la orden de reprimir. Manténte alejado de allí’”.
Elliot Madison, su esposa y otras personas que viven con ellos fueron despertados por sorpresa el fin de semana pasado cuando la Fuerza de Tarea Conjunta contra el Terrorismo irrumpió en su hogar, los tuvo esposados durante horas, requisó su casa y se llevó computadoras y otros bienes de quienes viven en la casa. Madison describió lo que hizo el FBI “durante 16 horas procedieron a llevarse de todo, desde juguetes a imanes de heladera y muchos libros…Soy escritor. He escrito ficción, también he escrito muchos libros de no ficción. Soy anarquista y escribí muchas obras políticas. De manera que no solo se llevaron todas mis obras, se llevaron todo lo que tuvieron ganas de llevarse de mi biblioteca, que es bastante grande. Se llevaron muñecos de peluche de la serie Curious George, se llevaron imanes de la heladera, un bordado de Lenin que hizo mi abuela. Toda una serie de cosas extrañas».
En lugar de alentar y apoyar el uso de redes sociales decentralizadas para fortalecer nuestra democracia y promover la diferencia de opinión (recuerden, la propia campaña de Obama utilizó ampliamente estas herramientas de Internet y de telefonía celular), el gobierno parece ir en el sentido contrario. El Jefe de Policía de Los Ángeles, William Bratton, acaba de ser aclamado en la reunión anual de la Asociación de Jefes de Policía de las Principales Ciudades, una organización profesional de policías con cargos directivos que representa a 63 de las mayores ciudades de Estados Unidos y Canadá. Bratton lanzó el programa “Yo vigilo a Los Ángeles” (en inglés: I Watch LA), descrito como “un programa de sensibilización comunitaria creado para educar al público acerca de los comportamientos y las actividades que podrían estar vinculadas al terrorismo”. A pesar de que Bratton afirma lo contrario, de lo que se trata el programa iWatch es de espiar a los vecinos de uno y denunciarlos a la policía.
Un usuario iraní de Twitter, que escribe en la agencia de noticias on line Tehran Bureau, recordó las protestas de junio en un ensayo: “Un oficial nos habló por un altoparlante: ‘Dispérsense. Esta es la última advertencia’. Al verlos me temblaron las rodillas, pero la ola continuó empujando y yo fui arrastrado con ella”. Este usuario iraní de Twitter fue golpeado, herido, arrestado y detenido durante 20 días. Si bien Elliot Madison no sufrió daños físicos, su batalla legal recién comienza y su caso podría resultar fundamental para el futuro de la libertad de expresión en la era digital.
Ya es hora de que los censores digitales de Estados Unidos se dispersen.
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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2009 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la presentadora de “Democracy Now!”, un noticiero internacional diario de una hora que se emite en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en 200 emisoras en español. Es coautora del libro “Standing Up to the Madness: Ordinary Heroes in Extraordinary Times,” recientemente publicado en edición de bolsillo.
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