A pesar de que la guerra se suspendió, las fuerzas de las potencias centrales ocuparon porciones gigantescas de territorio en el oeste del antiguo Imperio ruso.
Una de las zonas más vulnerables para la posible ofensiva era el norte de la parte europea de Rusia donde se hallaban las fuerzas del movimiento blanco —el otro bando de
la guerra civil rusa, adversario de los bolcheviques—.
Los primeros en pisar el suelo del norte de Rusia fueron las fuerzas británicas. Los soldados estadounidenses, a su vez, empezaron los preparativos para el envío a esa parte de Rusia en el verano de 1918. En julio del mismo año se embarcaron en la ciudad de Nueva York y llegaron al Reino Unido a principios de agosto donde los entrenaron para operar en condiciones de frío extremo.
Es importante señalar que el entonces presidente estadounidense, Woodrow Wilson, tomó la decisión de enviar más de 5.000 efectivos a Rusia bajo cierta presión de los aliados, explicó en una entrevista con Sputnik el doctorado en Historia Denís Máltsev.
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