Se declaman los derechos, pero no se facilitan las condiciones materiales para ejercerlos. Es una declaración de derechos a personas que están encadenadas. Las violaciones sistemáticas de los derechos humanos convierten en campos de concentración incluso a una provincia. (APe).- Hace varios años, aunque en rigor de verdad, hace algunas décadas, leí un libro de Konrad Lorenz “Sobre la agresión, el pretendido mal”. Como algunos saben, soy adicto a los títulos. Pero esta vez leí todo el libro. Curiosamente, y no tanto, vincula -al igual que Freud- la agresión con la autoconservación. Individual y de la especie. La defensa de la conservación propia, individual, vincular, grupal y social, pareciera una exigencia universal. Lo dificil es establecer de qué tipo de conservación hablamos. Lamento lo binario: conservación de derechos o conservación de privilegios. No es lo mismo, sino que es lo opuesto. Y esa dinámica de oposiciones, que algunos llaman más apropiadamente lucha de clases, construye la subjetividad individual, vincular, grupal, social e institucional. Las violaciones sistemáticas de los derechos humanos convierten en campos de concentración incluso a una provincia. Los 250.000 niños y niñas asesinados en Auschwitz-Birkenau siguen siendo asesinados por un arma de destrucción masiva que se llama hambre. Y no solamente de comida. Por eso escribí El Crimen de la Paz. Porque los ángeles de la muerte también se votan y se aclaman.
No hay comentarios:
Publicar un comentario