La problemática de la migración desde la mirada de género
Por Virginia López Aguirre*
El género resulta central en la experiencia migratoria paraguaya configurando de forma diferente el asentamiento en el país receptor. En los últimos tiempos se puede describir el fenómeno de feminización de la migración paraguaya dejando atrás las épocas en que era el varón quién migraba en busca de mejores modos de vida y la mujer, acompañaba en su status de hija o esposa, compañera.
Cada vez es mayor el flujo migratorio de mujeres solas o madres solteras o decididamente como cabeza de familia; muchas veces esto se debe a la erosión del papel del varón como proveedor económico, consecuencia del elevado desempleo masculino.
Esta crisis del modelo muestra que una parte significativa de varones se desentienden del mantenimiento de la familia adoptando estrategias individualistas y muchas veces huyen de esta responsabilidad. Es entonces que las mujeres asumen la jefatura de sus hogares, y como recurso de supervivencia deciden migrar hacia países más desarrollados en donde crece una economía de servicios que necesita de una mano de obra barata y vulnerable, características que las mujeres inmigrantes cumplen a la perfección.
Migrar es todo un proceso hasta la llegada y asentamiento o integración al país de destino. En dicho proceso, las mujeres asumen los costos de la migración de forma diferencial con respecto a los hombres, exponiéndose a mayores riesgos de violencia, de abuso y coacción sexual, a la imposibilidad de negociar sexo seguro, a embarazos no deseados, al contagio de ITS -incluido el VIH/SIDA-, a la prostitución como única posibilidad de inserción laboral.
Las emigrantes sufren abusos y violencia; y las mujeres no acompañadas y las mujeres jefas de hogar enfrentan el mayor riesgo de violencia sexual.
Las inequidades sociales y de género junto con las prácticas de violación de los derechos humanos de las mujeres, en particular de sus derechos sexuales y reproductivos, desde un enfoque de vulnerabilidad entendida como aquella parte del riesgo vinculado más estrechamente con las estructuras sociales, que con las conductas individuales. De esta forma, la vulnerabilidad se convierte en un indicador de inequidad y desigualdad social que exige respuestas en la estructura socio-económica y política. La vulnerabilidad es pues determinante de los riesgos diferenciales que corren hombres y mujeres como migrantes.
(*) Responsable de Mujeres Unidas en Acción Refugio y miembro de la Asociación de Profesionales Paraguayos en Argentina. Buenos Aires- Argentina
No hay comentarios:
Publicar un comentario