http://www.voltairenet.org/article193034.HTML
Los dirigentes y los medios de prensa occidentales se sienten totalmente desorientados ante la instalación de una base militar rusa en Irán, que ha resultado para ellos tan inesperada como lo fue, en septiembre de 2015, el despliegue militar ruso en Siria. Se trata, sin embargo, de dos despliegues que llevaron mucho tiempo de preparación –desde noviembre de 2015, en el caso de Irán, y desde junio de 2012, en el de Siria. Aunque no se trata de una implantación permanente, la presencia rusa en la base de Hamadan es una expresión del cambio de estatus internacional de Rusia, ahora presente más allá de su tradicional zona de influencia.
El 30 de septiembre de 2015, Rusia desplegó un grupo de bombarderos de combate en la base aérea [siria] de Hmeymim para iniciar la campaña de bombardeos contra los yihadistas en Siria.
El 23 de noviembre de 2015, el presidente ruso Vladimir Putin estuvo de visita en Irán. Se supone que fue en el marco de esa visita cuando solicitó la autorización para utilizar la base aérea [iraní] de Hamadan desplegando allí al menos una escuadrilla de bombarderos pesados Tu-22M3 que operarían en Siria. Las condiciones de entrega de los misiles antiaéreos rusos S-300 a Irán incluían la autorización [iraní] para la utilización de esa base aérea por parte de los rusos. Putin quería que esos sistemas S-300 garantizaran la protección de los bombarderos pesados rusos desplegados en Irán. Por otra parte, la versión de los S-300 entregada a Irán es la más poderosa (la S-300 PMU2), cuyas resultados están muy cerca de los resultados de los S-400.Hasta el momento de la Revolución Islámica de 1979, Estados Unidos había creado en Irán infraestructuras de aeródromos ultramodernos dotadas de grupos técnicos protegidos en bunkers para garantizar el funcionamiento, así como armar y garantizar el mantenimiento técnico de sus bombarderos pesados B-52 y de sus bombarderos supersónicos B-58 en caso de conflicto con la URSS. Por consiguiente, los bombarderos pesados Tu-22M3, con alas de geometría variable, disponen en Irán de instalaciones muy superiores a las que existen en Siria, lo mismo sucede en materia de almacenamiento y manejo de las municiones, y Rusia posee más de 70 bombarderos de ese tipo. En la plataforma de la base aérea [siria] de Hmeymim es técnicamente posible ensamblar y verificar electrónicamente el funcionamiento de dos bombas instaladas en los bombarderos ligeros Su-24, Su-25 y Su-34. Pero cuando se trata de 40 o 90 bombas instaladas en la barriga de un bombardero Tu-22M3, hay que contar con la presencia de un grupo técnico especial, de numerosos especialistas en armamento y disponer de medios técnicos especializados.
A finales de julio de 2016, el Ejército Árabe Sirio logró cortar la carretera de acceso de Castello, que conecta Alepo con la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, territorio parcialmente ocupado por los yihadistas. Ese logro del Ejército Árabe Sirio dejó aislado a un grupo de 10 000 combatientes en el este de Alepo. En una noche, los mercenarios lograron trasladar a Idlib alrededor de otros 10 000 combatientes que iniciaron dos contraataques en el noroeste y el sur de Alepo, en un intento de romper el cerco [desde el exterior].
Se sabe que si los yihadistas siguen oponiendo feroz resistencia a las fuerzas terrestres sirias es gracias a la protección que les ofrecen los túneles subterráneos que ya habían cavado anteriormente, gracias a la fragmentación del territorio en el noroeste de Siria y al moderno armamento antitanque estadounidense con el cual se entrenaron. En un análisis publicado el 2 de diciembre de 2015 en el sitio web Réseau International, nosotros señalábamos que Rusia había cometido un gran error al vacilar en desplegar al menos 30 bombarderos pesados Tu-22M3, Tu-95MS e incluso Tu-160 en un país vecino, desde donde esos aviones podrían ejecutar vuelos cotidianos, con 3 incursiones cada uno. La acción de los bombarderos consiste en garantizar la destrucción de las infraestructuras de los yihadistas, incluyendo los alijos de armas y municiones en la provincia de Idlib y en el norte de la provincia de Alepo, al igual que la destrucción de los yihadistas. Los objetivos de los bombarderos pesados rusos se hallan en una franja de 20 a 30 kilómetros de ancho y de 70 a 80 kilómetros de largo, a lo largo de la frontera, entre las gobernaciones de Alepo, Idlib y Latakia.
Sólo después de haberse limpiado mediante bombardeos esa banda fronteriza, el Ejército Árabe Sirio podrá garantizar el control de esa franja de territorio y la aviación rusa podrá extender sus bombardeos a otras regiones. A diferencia de los bombarderos tácticos Su-24, Su-25 y Su-34 que los rusos utilizan en Siria, un bombardero pesado Tu-22M3 cubre con sus bombas un área equivalente a varios terrenos de futbol en una sola misión. Por ejemplo, durante la invasión de Irak, en 2003, la coalición encabezada por Estados Unidos utilizó alrededor de 1 400 aviones de combate y, en los primeros días de la operación, utilizó más de 100 bombarderos pesados estadounidenses B-2, B-52 y B-1B.
Uno de los 5 batallones de S-300 fue instalado al sur de Teherán, o sea a menos de 100 kilómetros de la base aérea de Hamadan. Los bombarderos allí desplegados se hallan por tanto bajo la protección de los misiles S-300 vendidos a Irán. El sistema antiaéreo ruso S-300 se compone de 8 lanzadores montados en el chasis de un vehículo de transporte, cada uno con 4 misiles sobre la rampa. Es capaz de seguir simultáneamente 100 objetivos aéreos y de disparar contra 12 o 36 de esos objetivos a una distancia de más de 200 kilómetros.
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