11 mayo, 2022

Un castillo de naipes-WOLA

 En el panorama legal actual, es posible diseñar políticas públicas que combatan el abuso de drogas y los daños causados, protejan los derechos humanos y cumplan con el derecho internacional de fiscalización de estupefacientes –de buena fe– a la vez que se regulan los usos recreativos de los productos de cannabis en lugar de prohibirlos. Este ensayo propone exactamente tal solución.

Las convenciones internacionales de fiscalización de drogas establecen el régimen legal internacional para el cannabis, pero guardan silencio sobre el uso “recreativo” o los “usos entre adultos”. Sin embargo, sí incluyen amplias exenciones en el caso de “usos distintos de los fines médicos y científicos, en el contexto de la industria”. No son tratados de prohibición, sino Convenios-marco de fiscalización de algunos medicamentos en los sectores médico y farmacéutico. Las deficiencias en la historia de las Convenciones sobre drogas, así como la hegemonía actual de una interpretación particular (articulada en torno a la prohibición), pueden haber impactado nuestros marcos interpretativos y desanimado los analistas jurídicos del estudio de las exenciones para usos no médicos , añadidas deliberadamente en la Convención Única.

A través de un enfoque de aplicación contestativa (applicatory contestation) de las Convenciones basada en métodos clásicos de interpretación de tratados , este ensayo subraya la relevancia de las exenciones para usos «otros que médicos y científicos» en el contexto de los esfuerzos a nivel nacional para la “legalización del cannabis”. . El régimen legal que se aplica a la planta de Cannabis y a sus derivados es dual: (1) las actividades relacionadas con fines médicos y científicos están fiscalizadas, (2) las actividades para “fines distintos de los médicos y científicos” están exentas de fiscalización, siempre que se cumplan dos requisitos: implementar medidas para evitar abuso y daños, y proporcionar informes estadísticos a la JIFE.

Este régimen legal internacional existente, legítimo y de buena fe para el consumo no-médico de cannabis por parte de adultos abre un camino alternativo para los tomadores de decisiones, apaciguando la tensión de las reglas y desviando las relaciones internacionales en asuntos de Cannabis hacia caminos menos conflictivos.

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