SOLAMENTE POR SER JUDIOS................. 
 
A 80 AÑOS DE LA SEMANA TRÁGICA POGROM EN BUENOS AIRES
  
 Un aspecto poco conocido de la Semana Trágica de enero de 1919 fue la
 persecución Antisemita supuestamente organizada por el Comité de la
 Capital de la Unión Cívica Radical , durante el gobierno del
 presidente Hipólito Yrigoyen. Se trata de un tema tabú en nuestra
 historia, como tantos otros.
  
 También se destaca la personalidad del dirigente yrigoyenista
 Francisco Beiró, que se enfrentó con sus propios compañeros políticos
 y con las fuerzas de extrema derecha, en defensa de los judíos
 agredidos.
  
 Pablo R. Fihman investigó durante largos años la cuestión y reunió
 valiosa documentación que entregó a la Fundación Juan B. Justo. Al
 cumplirse o chen ta años de aquellos dramáticos sucesos resulta de gran
 interés histórico dejar constancia de una investigación ignorada hasta
 ahora.
  
 Una tarde de agosto de 1997, Pablo R. Fihman se acercó a las oficinas
 de la Fundación Juan B. Justo y entregó el resultado de una extensa
 investigación que le llevó varios años de trabajo. Contenía
 documentos, informaciones periodísticas, fichas con apuntes sobre
 obras dedicadas a la Semana Trágica de 1919 y una breve versión
 novelada -sobre base documental -, que llevaba como título El grito
 olvidado, sobre la persecución antisemita y el establecimiento de un
 pogrom (1), en los barrios de Once y Villa Crespo, en pleno Buenos
 Aires, poco después de terminar el levantamiento obrero que conmovió a
 todos los argentinos y países limítrofes, en los tiempos del
 presidente Hipólito Yrigoyen.
  
 Fihman se mostraba un tanto desanimado porque no había logrado
 interesar al periodismo, a los políticos y a las autoridades de la
 comunidad judía, a propósito de su ardua y amplia investigación. No se
 trata de un historiador profesional ni de un periodista. Es un judío
 que desde pequeño había escuchado en boca de sus familiares, relatos
 conmovedores sobre las vejaciones y discriminación sufridas por los
 judíos porteños en enero de 1919.
  
 Debo confesar que, aunque conocía los trabajos clásicos sobre la
 Semana Trágica y las distintas versiones sobre ataques a la comunidad
 judía porteña en aquel año decisivo para la lucha social, nunca
 imaginé que la 'discriminación o el invento policial de un ficticio
 'soviet argentino' falsamente dirigido por el judío bundista Pedro
 (Pinie) Wald, había llegado mucho más allá de lo que habían relatado
 los historiadores que se dedicaron al tema, incluidos los de
 izquierda. Aterrados por la situación internacional, ya que en 1917 se
 había producido la Revolución Rusa que llevó al poder a los comunistas
 dirigidos por V. I. Lenin y León Trotsky, conmovidos por la prédica
 anarquista y por las maquinaciones golpistas conservadoras contra
 Yrigoyen, que querían derrocarlo aprovechando el caos que reinó
 durante varios días, grupos radicales -un partido político de
 tradición indiscutiblemente democrática - apeló aparentemente a un
 pogrom antisemita como parte de una respuesta contra la huelga obrera.
 El informe Fihman resulta impactante.
  
 El embajador francés comunicó a su Ministerio que la policía masacró
 de una manera salvaje todo lo que era o pasaba por ruso' (Archives
 Diplomatiques du Ministére d'Affaires Etrangéres de France, Amerique
 1918-1940, sous serie Argentine, 8).
  
 Ese diplomático también comentó el caso de un delegado radical que en
 el Comité Capital de su partido se ufanaba de haber matado en un solo
 día cuarenta rusos judíos'.
  
 Por su parte, según constancias diplomáticas, el embajador
 norteamericano informó a su gobierno haber contabilizado 1356 muertos
 y 5000 heridos (Records of the State Departmen, Rep. Argentina, ítem
 835.5045/92, pág. 8). Agregaba que había en el Arsenal 179 cadáveres
 de 'rusos judíos'.
  
 ¿Era posible todo esto? ¿Por qué no había trascendido antes? Algunos
 contemporáneos de los hechos, como el comisario Romariz,
 descalificaron cifras como las apuntadas pero en su libro sobre los
 sucesos decía que los muertos fueron incinerados a medida que llegaban
 a los lugares de concentración, sin controlar su número ( La Semana
 Trágica. Relatos de los hechos sangrientos de 1919, pág. 155). Por el
 lado judío no hay datos ya que en aquella época la comunidad era
 políticamente débil y estaba presa del terror.=2 0Hubo radicales que
 no apoyaron el pogrom, hecho que quedó demostrado con la valerosa
 intervención personal del yrigoyenista Francisco Beiró, años después,
en abril de 1922, designado ministro del Interior por Yrigoyen, en
 reemplazo de Ramón Gómez., Beiró, en medio de los acontecimientos,
 defendió a la colectividad y llevó a algunos dirigentes judíos ante el
 Presidente. 
 
 De acuerdo a las estadísticas, en Buenos Aires había entre 70.000 y
 100.000 habitantes judíos. Las cifras que se manejan sobre los muertos
 en enero de 1919 demuestran la crueldad de los hechos. A ello hay que
 sumar los heridos y las violaciones. Cuántos judíos porteños nacieron
 en esa época y cuántos abortos se practicaron, son dos interrogantes
 que no tienen respuesta. 
 
A LA BÚSQUEDA DEL GRITO OLVIDADO
 
 Fihman comenzó su búsqueda hace varios años, recurriendo a libros de
 historia del colegio secundario. En un manual de quinto año de la
 Editorial AZ se decía: 'abundaron los choques y se produjeron
 numerosas víctimas'. En otro, de Bustinza, se afirmaba, vagamente, que
 había existido ' un centenar de muertos'. En otro texto, el de
 Fernández Arlaud, se hablaba de la necesaria represión a un
 'movimiento extremista' por el que tuvo que intervenir el ejército.
 Sobre antisemitismo, nada.
  
 En Yo fui testigo, de Eduardo García, encontró una pista ya que se
 hablaba de actos de 'vandalismo' contra 'personas inocentes,
 totalmente alejadas de los intereses en juego'. Pero no se decía nada
 sobre quienes eran los 'inocentes'. Lo mismo en la versión de Manuel
 Gálvez en su biografía sobre Yrigoyen: 'Ha habido muchos muertos,
 acaso un millar, y varios millares de heridos. La mayoría de los
 muertos no son obreros: son gentes que iban por la calle o que se
 asomaron a la ventana y recibieron un balazo'.
  
 ¿Cientos de muertos por casualidad?
  
 Prosiguió la búsqueda. En Al filo del medio siglo, de Juan Carulla,
 hay una referencia significativa: habiendo oído que estaban
 incendiando el barrio judío, el escritor fue para allí y vio, al
 llegar a la calle Viamonte , a la altura de la Facultad de Medicina,
 lo que podría llamarse el primer pogrom en la Argentina'.
  
 'En medio de la calle ardían pilas con libros y trastos viejos, entre
 los cuales podían reconocerse sillas, mesas y otros enseres
 domésticos, y las llamas iluminaban tétricamente la noche, destacando
 con rojizo resplandor los rostros de una multitud gesticulante y
 estremecida. Se luchaba dentro y fuera de los edificios; vi allí
 dentro a un comerciante judío. El cruel castigo se hacía extensivo a
 otros hogares hebreos'.
  
 Agregaba luego Carulla: 'El ruido de los muebles y cajones
 violentamente arrojados a la calle se mezclaba con gritos de 'mueran
 los judíos' Cada tanto pasaban a mi vera viejos barbudos y mujeres
 desgreñadas. Nunca olvidaré el rostro cárdeno y la mirada suplicante
 de uno de ellos, al que arrastraban un par de mozalbetes, así como el
 de un niño sollozante que se aferraba a la vieja levita negra, ya
 desgarrada'.
  
 ' El disturbio provocado por el ataque a los negocios y hogares
 hebreos se había propagado a varias manzanas a la redonda' y concluía
 Carulla: 'el Comité Nacional de la Juventud Radical surgió durante la
 guerra mundial. El 2 de enero se habían reunido en el Teatro San
 Martín: siete días después, sus miembros tomaban como profesión la de
 vejar judíos'.
  
 LOS RECUERDOS DE JOSÉ MENDELSON
  
 En la revista Hechos de la Historia Judía , hay un trabajo de
 Salominsky donde se transcribe parte de un texto de José Mendelson que
 constituye un aporte central sobre la cuestión.
  
 'Las matanzas antijudías en Europa Oriental -decía Mendelson- fueron
 un juego de niños en comparación con lo que ocurrió en las calles
 porteñas. Pamplinas son todos los pogroms al lado de lo que hicieron
 con ancianos judíos en las comisarias 7a y 9a, y en el Departamento de
 Policía. Jinetes arrastraban a viejos judíos desnudos por las calles,
 les tiraban de las barbas y cuando ya no podían correr, su piel se
 desgarraba raspando contra los adoquines mientras los sables y
 latigazos caían y golpeaban.
  
 Sólo dos décadas después, bajo la Alemania hitlerista, quizá podamos
 hallar episodios semejantes'.
  
 Mendelson recons truyó la reunión de miembros de la comunidad judía
 con el presidente Yrigoyen. El entonces diputado radical Francisco
 Beiró protagonizó el encuentro el 25 de enero de 1919 llevando a
 integrantes de la Comisión Política del Comité de la Colectividad
 Israelita a la Casa de Gobierno encabezados por el rabino doctor
 Haphon.
 
 Le entregaron a Yrigoyen, en propias manos, un memorándum denunciando
 la persecución. El Presidente lo leyó y declaró que él mismo había
 sido un perseguido. En medio del diálogo Yrigoyen observó que la
 Comisión no debería haber acudido a él en nombre de la colectividad
 judía, sino en calidad ciudadanos argentinos.
  
 La respuesta que le dieron los miembros de la Comisión es que habían
 invocado a la colectividad debido a que los ataques fueron dirigidos
 contra la población judía. Al concluir la entrevista, según Mendelson,
 Yrigoyen prometió realizar todo lo que estaba a su alcance para
 sancionar a los culpables de los excesos cometidos.
  
 En Tres relatos porteños de Arturo Cancela puede leerse: 'Jóvenes con
 brazaletes, armados de palos y carabinas, detienen a todos los
 individuos que llevaban barba; los de las carabinas les pinchan el
 vientre o se cuelgan de las barbas. Otros apedrean los vidrios de las
 casas de comercio cuyos propietarios abundan en consonantes’.
  
 La Prensa de los días 13 y 14 de enero decía que se habían reunido los
 jóvenes de la Liga Patriótica en el Centro Naval, donde habían
 recibido instrucción militar y una arenga del contralmirante O'Connor
 que terminaba sosteniendo 'si los rusos y catalanes no se atreven a
 venir al centro, los atacaremos en sus propios barrios'.
  
 SOIZA REILLY DENUNCIA LOS HECHOS
  
 En la edición del 3 de febrero de 1919 de la revista Popular (NO 45),
 el legendario periodista Juan José de Soiza Reilly denunciaba: 'Vi
 ancianos cuyas barbas fueron arrancadas; uno de ellos levantó su
 camiseta para mostrarnos dos sangrantes costillas que salían de la
 piel como dos agujas.
 Dos niñas de catorce o quince años contaron llorando que habían
 perdido entre las fieras el tesoro santo de la inmaculada; a una que
 se había resistido, le partieron la mano derecha de un hachazo. He
 visto obreros judíos con ambas piernas rotas en astillas, rotas a
 patadas contra el cordón. Y todo esto hecho por pistoleros llevando la
 bandera argentina'.
  
 La Crítica, de los anarquistas, y el semanario La Vanguardia, del
 Partido Socialista, describieron los ataques a bibliotecas y centros
 de cultura, cuya destrucción había sido comprobada por concejales y
 diputados socialistas. En las ediciones respectivas se describió la
 visita de once diputados, un senador y tres concejales al departamento
 central de policía, donde comprobaron los tratamientos brutales que
 sufrían los detenidos.
  
 LOS RESPONSABLES DEL POGROM
  
 Diversas versiones periodísticas documentan sobre los responsables
 políticos del pogrom antisemita de 1919. Patotas de los comités
 dirigidas por el presidente del Comité Capital de la UCR, Pío J.
 Zaldúa, tomaron el departamento de policía al retirarse el ejército.
 Sandra McGee y David Rock coinciden en que el partido radical convocó
 a 2000 activistas para defender al Gobierno. Mirelman y Solominsky, en
 tanto, hablan de la participación en la represión de la Liga
 Patriótica Argentina de Manuel Carlés, conformada por oficiales del
 ejército, la marina y los grup os de provocadores denominados Orden
 Social y Guardia Blanca.
  
 El 19 de enero, La Época, órgano oficial de la UCR, dirigida por el
 diputado Delfor del Valle, acusó de los atropellos a 'los judíos'.
  
 Lo mismo hizo el diario católico El Pueblo, que publicó entre el 10 de
 noviembre de 1918 y el 19 de enero de 1919, doce editoriales
 claramente antisemitas. El diputado conservador Julio A.. Costa
 sostiene que casi todos los inmigrantes rusos son 'agitadores' . El
 Comité Nacional de la UCR, el 15 de enero, al concluir el pogrom,
 repudió la 'acción violenta de elementos ajenos al país' (La Prensa,
 18 de enero de 1919).
  
 Por su parte, el entonces jefe de policía, Elpidio González, denunció
 que la 'intensa agitación anarquista provocada por numerosos sujetos
 de la colectividad ruso-israelita y la propaganda que hacen en ruso y
 hebreo; algunos de sus componentes tomaron activa participación en el
 atentado contra el asilo e iglesia de Jesús Sacramentado' (Archivo
 General de la Policía, Ministerio del Interior, 1919, L 5, E 838).
  
 Monseñor Napal en Junín y Corrientes arengó a grupos antísemitas
 diciendo 'los judíos son los únicos culpables de la escasez; son
 sanguijuelas expulsados de todos los países'. La Vanguardia denunció
 que la gubernamental Revista del Plata había trucado fotografías para
 hacer aparecer a los judíos como agitadores.
  
 Cientos de afiliados radicales y de la juventud radical renunciaron
 por los sucesos deplorables de antisemitismo cometidos por grupos que
 actuaban bajo la bandera partidaria y por los dichos de un delegado al
 Comité Capital, que se vanaglorió de haber matado, él solo, en un día,
 cuarenta rusos judíos (El Diario, 23/1/1919; La Vanguardia 24/1/1919).
  
 La Razón del 14 de enero sostuvo que si 'las voluntades dirigentes
 hubieran dado señales de vida hace tres días, sin duda alguna que los
 que se dedicaron a la caza de judíos, no lo hubieran hecho'. Idénticos
 pronunciamientos de La Prensa del 16 y de La Nación del 18 de enero.
  
 La Crítica hizo un patético relato sobre los padecimientos de los
 judíos porteños, en su mayoría elementos religiosos, ajenos a la
 agitación obrera. Decía: 'Hombres, mujeres y niños fueron maltratados
 brutalmente, con saña feroz, cual si existiera el propósito de
 extirpar a esa raza atormentada' .
  
 'Los rusos eran atormentados con saña feroz por los ebrios polizontes,
 y no pocos fueron ultimados a palos y bayonetazos. Se puede decir que
 ni un solo ruso salió ileso de las garras policiales. Por los pasillos
 del Departamento de Policía desfilaban los flagelados y
 ensangrentados’.
  
 'En el departamento central de Policía, cincuenta hombres, ante el
 cansancio de azotar, se alternaban para cada judío'.
  
 'Con fósforos quemaban las rodillas de los judíos mientras atravesaban
 con alfileres sus heridas abiertas. En la comisaría 7a les orinan en
 la boca'.
  
 En tanto La Provincia del 14 de enero afirmaba: 'La supuesta
 revolución ácrata ha develado su secreto. No hubo maximalismo, y esto
 se descubrió al segundo día de fraguada. Se ha comprobado que los
 sindicados como futuros magistrados de la 'República de los Soviets
 Argentinos', son simplemente buenos y honestos ciudadanos, que hasta
 hablan de nacionalismo y profesan un culto religioso'.
  
 No hubo castigo alguno para los ejecutores del pogrom porteño.. Muchos
 años después, el periodista de Clarín, Luis Alberto Murray, al memorar
 en ese diario los acontecimientos dijo que 'El presidente prefirió
 ignorar a los culpables de la matanza' (8/1/1979). La bancada radical
 en la Cámara de Diputados rechazó todos los pedidos de informes sobre
 lo acontecido, especialmente uno del senador socialista Mario Bravo.
  
 El gobierno no contestó a las notas del embajador ruso a los
 Ministerios del Interior y de Relaciones Exteriores pidiendo
 protección para los judíos (La Nación del 17/1/1919, pág., 8;
 Semanario Israel, pág. 762).
  
 Incluso el general Luis Dellepiane criticó en público al ministro
 Gómez porque dio, personalmente, instrucciones a la División de
 Investigaciones pasando por encima del mando operativo que estaba en
 la órbita castrense (La Nación, 15/1/1919, pág. 6). La cadena de mando
 nunca fue rota por los subalternos. No obstante, tal como lo señala
 Romariz, el 11 de enero se entregaron Colt a los cuadros civiles
 convocados por el Comité Nacional de la UCR.
  
 Hasta aquí parte de la investigación realizada por Fihman. Al
 cumplirse el 80 aniversario de la Semana Trágica y en tiempos en que
 la verdad histórica trata de abrirse camino ante los crímenes de lesa
 humanidad, es importante que los argentinos ajustemos cuentas con
 nuestro pasado, fundamentalmente para que hechos como los relatados se
 esclarezcan definitivamente.
 
 NOTA
 Se denomina pogrom (o pogromo) al 'movimiento dirigido por las
 autoridades zaristas para la exterminación de los judíos'.
  
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 Semanario Israel, Ilustración semanal. Director Samuel de A. Levy, N'
 33, 34, 35, 47 y 64, Buenos Aires, 1919 (Encuesta a 80 intelectuales,
 profesionales, militares argentinos que atribuyeron mayoritariamente a
 la policía y a los bomberos, la responsabilidad y/o la realización
 efectiva de los ataques antisemitas) .
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