06 abril, 2018

Boletín: En nombre de los caídos en Malvinas

https://www.nytimes.com/es/2018/04/02/malvinas-darwin-geoffrey-cardozo/?em_pos=large&emc=edit_bn_20180403&nl=boletin&nlid=79319775edit_bn_20180403&ref=img&te=1

BUENOS AIRES — El 2 de abril de 1982, cuando Argentina le declaró la guerra a Inglaterra por las islas Malvinas, el capitán Geoffrey Cardozo trabajaba en el área de Logística del Ministerio de Defensa de Gran Bretaña, tenía 32 años y no sabía nada de construir cementerios.
Pero entendía del dolor y era creyente: eso fue suficiente para que se convirtiera en el militar británico que le devolvería la dignidad y la identidad a cientos de soldados argentinos muertos en Malvinas. Cardozo es el hombre que, al finalizar la guerra, viajó a las islas y se encargó de construir el Cementerio de Darwin, donde hoy yacen más de doscientos argentinos; pero también el que hizo posible que muchos de esos restos pudieran recuperar sus nombres décadas después. Porque cada vez que enterraba un cuerpo sin identificación pensaba en su familia.
“Pensé en mi madre, que me había dado un abrazo muy fuerte cuando me fui. Pensé en cada madre con la imagen de la mía y enterrar sin conocer a alguien fue muy difícil. Estas familias estaban muy cerca de mí, en cada paso que daba”, cuenta ahora Cardozo, una tarde de fines de marzo en Buenos Aires, de regreso de un viaje a Malvinas donde acompañó a 210 familiares a reencontrarse con sus hijos luego de 36 años, en el mismo cementerio donde él les dio sepultura.
De los 121 soldados argentinos que Cardozo enterró sin nombre después de la guerra, apenas han podido ser identificados noventa, y para eso tuvieron que pasar décadas. El largo camino que llevó a esas familias a reunirse con sus hijos involucró al Equipo Argentino de Antropología Forense, al Comité Internacional de la Cruz Roja, al músico Roger Waters, a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, a tres veteranos de guerra argentinos y a una OSC. Pero empezó con la empatía de un militar inglés de apellido español y con su cuaderno de notas.

‘Nunca imaginé que pasarían tantos años’

Cuando la guerra de Malvinas terminó con la derrota de Argentina, tras dos meses y medio de combate desigual, el gobierno británico le encomendó al capitán Geoffrey Cardozo viajar a las islas para mantener el orden entre las tropas inglesas y la población, que habían quedado muy traumatizadas con los enfrentamientos.
A pocos días de su arribo, Cardozo fue a inspeccionar los campos de minas y se encontró con los primeros cuerpos de soldados argentinos. “Para llegar al lugar yo tenía que tomar un helicóptero, bajar una cuerda, cuidarme de no poner el pie en una mina y buscar una identificación que finalmente no encontraba. Ahí me di cuenta de que tenía un problema enorme”, dice.
Cardozo cuenta que informó de esta situación a sus superiores y ellos decidieron cambiar su misión: le encomendaron que se encargara de los cuerpos. Él no sabía nada de construir cementerios, así que buscó asesoramiento de empresas fúnebres inglesas y regresó a las islas con los profesionales indicados. A diez meses del inicio de la guerra, en febrero de 1983, el capitán y su equipo pusieron punto final a la misión con la sepultura de más de doscientos soldados argentinos, en un terreno donado por un granjero de Darwin.


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