07 mayo, 2020

Día de la rendición Nazi



A las 02:41 de la mañana del 7 de mayo de 1945, en los cuarteles del Cuartel General Supremo de la Fuerza Expedicionaria Aliada (SHAEF) en Reims, Francia, el jefe del Estado Mayor del Alto Mando de las Fuerzas Armadas alemanas (Oberkommando der Wehrmacht, OKW), el general Alfred Jodl, firmó el acta de rendición .



El Día de la Victoria en Europa fue el 8 de mayo de 1945, fecha en la que los Aliados de la Segunda Guerra Mundial aceptaron la rendición incondicional de la Alemania nazi.
Tras el suicidio de Adolf Hitler durante la batalla de Berlín, la rendición alemana fue firmada por el coronel general Alfred Jodl después de que fuera autorizado por su sucesor, Karl Dönitz.


El Acta de rendición militar se firmó en el Cuartel General de Dwight D. Eisenhower, Comandante Supremo Aliado en Europa, el 7 de mayo en Reims (Francia) y el 8 de mayo el mariscal alemán Wilhelm Keitel firmó la rendición incondicional de la Wehrmacht en la sede de la Unión Soviética en Karlshorst, Berlín (Alemania).



"La noche que liberé Auschwitz"



Yakov Vincenko tiene 79 años y es uno de los últimos liberadores supervivientes del Ejército Rojo soviético. Llegó al campo de exterminio con la División de Infantería número 322, frente ucranio. Tenía 19 años. Veinte meses antes había sido herido en la batalla de Kursk.
El 27 de enero de 1945, Yakov Vincenko, soldado del Ejército Rojo, abre de par en par la puerta con el letrero Arbeit macht frei y descubre el horror. Éste es su relato y los testimonios de los supervivientes. "En la sombra advertí una presencia. Se arrastraba en el barro, ante mí. Se dio la vuelta y apareció el blanco de unos ojos enormes, dilatados. Callamos: desde lejos nos llegaba el eco amortiguado de las explosiones. De los dos, sólo yo sabía que eran los disparos de la artillería alemana que se retiraba. Pensé en un espectro, dudé si yo estaba herido, incluso muerto. No estaba soñando, estaba ante un muerto viviente. Detrás de él, detrás de la niebla oscura, intuí decenas de otros fantasmas. Huesos móviles, unidos por una piel seca y envejecida. El aire era irrespirable, una mezcla de carne quemada y excrementos. Nos cogió de sorpresa el miedo a contagiarnos, la tentación de escapar. No sabía dónde me encontraba. Un compañero me dijo que estábamos en Auschwitz. Avanzamos sin decir una palabra".

Partisanos Judíos contra los nazis


No hay comentarios:

Publicar un comentario