ABC color, lugar donde trabajo, es un actor fundamental en este proceso político paraguayo. Su director, Aldo Zucolillo Moscarda, ha acumulado suficiente poder para escribir el manual de la derecha paraguaya. Ha acumulado, entre otras cosas, el patrimonio de la libertad de expresión. Y tiene un alto sentido de oportunidad.
En el momento de mayor consenso con el dictador Alfredo Stroessner apoyó su política de extinción de los comunistas y de toda la representación popular que generara peligro al orden económico instalado. Es así como la matanza de Caaguazú durante la dictadura aparece en crónicas policiales como enfrentamiento. Y basta con mirar el enfoque sacrosanto del periódico en los 70 sobre el gobierno de Alfredo Stroessner. En los ochenta entra en crisis con el régimen. No es una cuestión de principios. Es una cuestión de visión de negocios. Un sector de empresarios que se había forrado durante la dictadura stronista ya no podía crecer. El techo del régimen se había vuelto muy duro. Podía crecer un sector ligado sustancialmente a la triangulación, todo tipo de mercaderías incluido autos, cigarrillos y coca.
Ese sector, del que puede distinguirse a empresarios industriales como Guillermo Caballero Vargas, necesitaba mover el avispero. Además, EE.UU., que había utilizado su Doctrina de la Seguridad Nacional para contrarrestar los procesos populares, habían virado. Esta vuelta de tuerca era “democrática”. Los estados gendarmes ya no eran funcionales a los centros de poder. Las trasnacionales ya habían acumulado lo suficiente para imponerse a nivel planetario. Aldo Zucolillo, Humberto Rubín y varios otros empresarios, en esta época, entran en crisis con el régimen. En este período se acercan a los contestatarios: una incipiente central sindical y un movimiento estudiantil principalmente de clase media. Era ya el período flaco de la “democracia sin comunismo”. Ya no mataban. Ya lo habían hecho suficiente. En este período, ABC Color y Radio Ñanduti lideran simbólicamente la contestación. Esgrimían el derecho a la palabra. El derecho a decir. Un derecho que el régimen clausuró como la mayoría de los derechos fundamentales. Muchos de los que tenían mucho que decir ya no estaban. Las escuelas populares de artes política y ciencia se habían folclorizado lo suficiente, hasta lo caricaturesco. La sociedad ya había sufrido bastante escarnio. Una superestructura se había apoderado de la subjetividad de millones. El miedo había mutado -en muchos casos- en servilismo como mecanismo de defensa. “No te metas”. “Para qué”. “Si te metés y no ganás dinero, sos un tonto”.
Llegaba el reino de la palabra. Sobre la muerte y la opresión de nuestro pueblo, llegaba el reino de la palabra. ABC Color y Radio Ñanduti se catapultan en este trono. Son, desde dicha perspectiva, genuinos representantes de ese tiempo. Decir, luego de un oscuro y cómplice silencio, era demasiado importante. Con ese sustrato reinarían durante dos décadas sobre la cabeza de miles de dirigentes políticos y sociales, construyendo una opinión pública que en Paraguay parece más bien un estado de ánimo que un termómetro social. En este período acumulan el patrimonio intangible de la libertad de expresión. Hacen suyo una propiedad común: el derecho de expresarse libremente a través de la palabra. Con el patrimonio de la palabra libre, Aldo Zucolillo ahora asume el derecho, sustancial, de defender un “orden democrático” creado por los intereses que lo subordinan, cohesionados principalmente en el latifundio. El orden que defiende, sustancialmente, es el orden económico stronista.
Ahora, con aquellos patrimonios intangibles, inapelables todavía, aunque muy abstractos y quiméricos para la gran mayoría de la nuestra población y sobre todo muy alejados de la realidad objetiva y concreta, cierra un ciclo. Con un discurso stronista, que anula, encasilla, margina y discrimina a los zurdos aprieta todo alrededor para distraer al proceso político de su máxima necesidad: discutir a fondo las bases económicas del orden: latifundio, agroexportación, importación y reexportación. No debe sorprender a nadie esta historia. Su relación con el régimen de Alfredo Stroessner entró en crisis recién en los 80, cuando los dictados del nuevo orden señalaban apertura de mercados y cierre de los estados gendarmes. Cosas parecidas ocurren en todo el continente donde existan universos sociales que necesitan un nuevo modelo de representación política, comunicacional y económica. Hay que tomar a Aldo Zucolillo, ABC Color, y demás medios, como actores fundamentales en esta historia. Y como tales, nombrarlos, así: nombre, apellido, empresas… El poder de la hegemonía cuenta con el miedo y con la subordinación subjetiva a su poder. Buena parte de nuestra liberación como organizaciones sociales pasa por develar con absoluta claridad los intereses que están en juego detrás de los emporios mediáticos, los personajes que sostienen esos intereses y no intentar, ni por asomo, transar con ellos, salvo que nuestro juego, claro está, sea cuidar “la imagen”. Otra cosa, muy distinta, es el oficio periodístico. Esta renacerá permanentemente desde sus esencias, tan sencillas y dignas como cualquier oficio.
Fuente: Periódico E'a.
La maldición de Stroessner cayó sobre ABC
El diario ABC, es uno de los medios de información del país que en los últimos años del stronismo ha sufrido una de las embestidas más grotescas del dictador: La suspensión por tiempo indeterminado del diario. El argumento esgrimido por los personeros del régimen para su clausura el 22 de marzo de 1984 fue el que este diario era “un medio que subvertía el orden público, promoviendo el odio entre los paraguayos, la lucha de clases y el comunismo apátrida, poniendo en peligro la paz de la república y la estabilidad de las instituciones”.
Es increíble, y yo diría que raya lo sobrenatural, misterioso y hasta tenebroso, cómo este medio que tanto luchó contra la intolerancia, el autoritarismo, las persecuciones, apresamientos, torturas y hasta muerte de personas cuyo único delito era pensar diferente o pretender un modelo de sociedad diferente al que el dictador y sus adulones querían e imponían a la sociedad paraguaya, hoy vea en toda manifestación o acción que no comulgue con su modelo de sociedad al marxismo, comunismo y la lucha de clases. Y lo satanice y lo considere la mayor herejía de nuestro tiempo. Es el fantasma del dictador que burlona e irónicamente se apodera de su propio refractario y lo convierte en él. No creo que ni a Kafka se le hubiera ocurrido tamaña sobrenatural metamorfosis. Esto es mucho más absurdo y esquizofrénico.
En estos últimos meses, el diario ABC persigue en forma implacable, absurda y mentirosa, (tratando de esconder esa persecución y animadversión con la farsa de estar informando “objetivamente”) a toda idea, acción, organización y medio con quién no comulga o no representa su visión de mundo, y lo presenta con alucinada vehemencia como bases ideológicas de un estado de terror y violencia. ¿Recuerdan a Stroessner?.
Por otra parte, es asombroso como un medio de información que defendió tanto la libertad de expresión y comunicación hoy persiga con tanta vehemencia esa misma libertad. Y me refiero a la persecución e intento de deslegitimación que viene haciendo en forma sistemática contra los medios comunitarios.
Comunicadores , dirigentes barriales, trabajadores, campesinos, estudiantes, mujeres, indígenas que venimos trabajando, apoyando y promoviendo el derecho universal y constitucional que tenemos todos y todas de comunicarnos, esto es, expresarnos, producir y difundir desde el sector que sea y a través del medio que podamos, nuestra propia información y mensaje. Hoy vemos con estupor e indignación como ABC trata de asustar a la ciudadanía diciendo que a través de estos medios se promueven el odio, la violencia, la lucha de clases, el marxismo y el comunismo.
Y no es que nos duela o lo veamos mal que nos llame marxistas o comunistas, en absoluto. Lo que lamentamos es, en primer lugar, la manipulación de la información, y, en segundo lugar, la descarada y peligrosa aversión contra todo proyecto, pensamiento, ideas que no sean de la simpatía del señor director del diario ABC. Y no es que critiquemos que el director de ABC tenga su propia ideología o modelo de sociedad que defienda y promueva a través de su medio, sino la mentira y la patraña de tratar de confundir a la opinión pública disfrazando su intención con el discurso de estar informado “objetivamente” y de constituirse él, y únicamente él en poseedor de la verdad y salvador de la patria. (Volvió el segundo reconstructor!!!)
Por otra parte, ABC viene criticando tenazmente al Gobierno el hecho de dar a los medios alternativos y en especial a las Radios Comunitarias un simbólico apoyo de sostenimiento. Y esta crítica fundamenta en que los medios comunitarios son “ilegales” y “piratas” porque no tiene el reconocimiento de CONATEL. Esto es una gran mentira ya que la mayoría de las radios comunitarias, las verdaderas, por que las hay también las de los políticos, comerciantes y embusteros, tienen hace años sus carpetas en CONATEL y debido la indefinición se ha acordado una autorización transitoria.
Mientras tanto, es bueno recordar a ABC que el acceso a los medios, y en particular al espectro radioeléctrico, no tiene por qué ser propiedad exclusiva de las empresas comerciales de información. Por otra parte, no pueden los medios comerciales intentar confundir a la opinión pública con el sofisma de que la única libertad de expresión, la única “legal” es la de los medios comerciales o empresariales que acceden a ella por el simple hecho de disponer de suficiente dinero. No compartimos la teoría anacrónica de que la comunicación sea una mercancía a licitar, y acceden a ella, y se hacen dueños de la libertad de expresión, porque tienen dinero para pagar. Creemos y estamos seguros que la comunicación es ante todo un Derecho.
Tampoco se puede pretender confundir a la opinión pública diciendo que cuando los medios alternativos exigimos a los gobiernos el derecho de las comunidades y organizaciones sociales la gestión, programación y control de los medios de comunicación comunitario, y que cuando pedimos el reconocimiento y apoyo del Estado, ya que nos consideramos como espacios de apoyo a la educación y desarrollo local (No buscamos el lucro como los medios comerciales ni hacemos un negocio de la comunicación) se considere esto como parte de un plan propagandístico o peor aún un “plan marxistas y de lucha de clases”; sin embargo, cuando se subsidia por años a los medios comerciales, como se hizo siempre en este país, eso sí es “democrático, occidental y cristiano”.
Integro una mesa de trabajo de medios de comunicación alternativos y comunitarios que desde inicio de año venimos discutiendo, analizando, socializando una nueva propuesta de Reglamentación para las Radios Comunitarias. A principios del mes de octubre entregamos esa propuesta a CONATEL, estamos trabajando con ellos en este momento el proceso a seguir para el estudio y aprobación de esa nueva reglamentación. Nuestro objetivo con este nuevo reglamento es el de “lograr la democratización de la comunicación para favorecer la libertad de expresión y contribuir al desarrollo de nuestras comunidades”
Los medios comunitarios y alternativos en general es (transcribo los principios de la nueva propuesta de reglamentación que hemos presentado a la CONATEL) la de “ejercer los derechos de información, de comunicación y la libertad de expresión, y promover los intereses y la participación de una comunidad geográfica o de intereses comunes, a través de la transmisión de programas de carácter social, cultural, educativos, artísticos e informativos. Prestar servicios que contribuyan al mejoramiento de las condiciones de vida de la ciudadanía. Promover la solidaridad social, fomentar una ciudadanía responsable y solidaria, comprometida con la construcción de una sociedad con justicia social y política. Propiciar el desarrollo socioeconómico y el mejoramiento de la calidad de vida de la gente en el marco de una cultura pluralista y multiétnica. Promover una comunicación comprometida con la sociedad. Incentivar el libre ejercicio de manifestación del pensamiento de expresión, información y participación de la sociedad civil en el quehacer de la emisora”.
En cuanto a la sustentabilidad, la nueva reglamentación habla del derecho a “asegurar su sustentabilidad económica, independencia y desarrollo, a cuyos efectos podrán obtener recursos, entre otras fuentes, de donaciones, aportes solidarios, auspicios, patrocinios y publicidad comercial o estatal, de acuerdo a las normas vigentes” con la única exigencia de que “La totalidad de los recursos que obtengan por y para este servicio, deberán ser invertidos en el funcionamiento y en mejoras en la prestación del mismo y en el desarrollo de los objetivos del medio comunitario”.
Yo no creo en fantasmas, almas en penas, trasmutaciones, hechizos o maldiciones. Pero, últimamente cuando miro la tapa, los editoriales y tratamiento que el diario ABC hace de la información con el perimido argumento de la “democracia sin comunismo” un extraño escalofrió y temblor recorre todo mi cuerpo, y me pregunto ¿no será que Stroessner en un conjuro y acuerdo con los más oscuros y temibles demonios vuelva en estos nuevos tiempos convertido en director de periódico?!!! Vade retro Satanás
Ojala Monseñor Rolón que demostró coraje, valentía y compromiso con nuestra patria al desafiar tantas veces a la dictadura, como aquella vez que celebró aquella misa por la reapertura del Diario ABC Color, pueda ayudarnos de nuevo hoy a hacer una misa por este mismo medio, pero esta vez para exorcizarlo y lograr así que el temible fantasma stronista sucumba para siempre y deje a nuestra patria finalmente crecer justa, libre, tolerante y en paz. Amén.
Rubén Ayala VeraComunicador Social
Integrante de la Mesa de Medios alternativos y comunitarios
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