Qué tienen en común el periodismo con el activismo? ¿Existen ejemplos exitosos de alianzas entre ambos? ¿Qué es lo que debe pasar para que esto se produzca? ¿Y cómo el periodismo y el activismo pueden aunar fuerzas para luchar contra la corrupción en la frontera entre México y Estados Unidos? Para abordar estas y otras preguntas, el Centro Internacional para Periodistas (ICFJ, por su sigla en inglés), el Border Center for Journalists and Bloggers, Iniciativa Sinaloa y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional en México organizaron el panel “Dialogo: el periodismo y la sociedad civil”, el pasado 29 de marzo en el Hotel Holliday Inn de Tijuana, en el marco del Border Hub, un programa dedicado a investigar la corrupción en la frontera entre México y Estados Unidos.
La frontera es una región particularmente complicada tanto para periodistas como activistas. En Sonora, por ejemplo, hay una fuerte represión e influencia del gobierno, dijo Priscilla Cárdenas, de Proyecto Puente, un medio periodístico de esa ciudad. “Están quienes aceptan chayote [soborno] y quienes no”, graficó. En tanto, Chihuahua es una de las zonas “más peligrosas para quienes defienden los derechos humanos y el periodismo”, aseguró Rocío Gallegos, presidenta de la Red de Periodistas de Juárez y directora de La Verdad, recordando que en los últimos seis años asesinaron a más de 18 activistas y periodistas, y la mayoría de esos crímenes continúan impunes. A pesar de esas circunstancias, contó que organizaciones de la sociedad civil se han fortalecido y hasta alcanzaron a sectores que medios y periodistas no podían llegar. “En Chihuahua hubo alianzas para trabajar que envalentonaron a la gente. Pero tras eso empezó una desilusión cuando vimos que muchas de esas voces de liderazgo se fueron al gobierno”.
En ese marco, ¿qué tienen en común periodistas y activistas? Gallegos marcó coincidencias como el respeto a los derechos humanos, el combate a la corrupción y que ambos son un contrapeso del poder. Por eso, interpreta que hay situaciones o circunstancias en las que el periodista y el activista puedan tener funciones complementarias, como por ejemplo, cuando existen “condiciones de control informativo o censura”, o “cuando se busca tener incidencia o cambio”. “Estoy convencida de que el periodismo puede provocar y un cambio, pero hay condiciones en que el periodismo necesita un acompañamiento”, por lo que puede actuar complementariamente con el activismo, expresó.
Jorge Luis Sierra, presidente del Border Center, consideró en cambio que periodismo y activismo han estado separados durante muchos años, con una gran falta de comunicación. Incluso entiende que los puntos de encuentro son muy limitados actualmente: “el periodista ve al activista como una fuente de información y estos ven al periodista como la caja de resonancia de su organización”.
En tanto, el activista Francisco Martínez, director de Tierra Colectiva: Ciudadanía, Género y Medio Ambiente, una organización civil de Baja California, dijo que existe una visión muy simplista de lo que es el activismo. Para ilustrar esto, informó que de las 1.352 organizaciones sociales que hay en Baja California, solo el 3% se dedican a la incidencia en la política, mientras que las demás son “asistenciales o religiosas”.
¿Y qué es lo que se ambas partes necesitan para trabajar en conjunto? Todos los panelistas respondieron que la confianza es el factor fundamental. “Cuando quiero hacer una alianza con una organización civil tengo que saber bien con quién estoy hablando. Con los periodistas es lo mismo”, dijo Martínez. Para Gallegos también es bueno que medios y organizaciones tengan “agendas similares o que se empaten”, aunque eso no necesariamente implicará que se salden potenciales diferentes. “Debemos vernos como una especie de complemento, pero independientes, y establecer el compromiso de cada uno sobre cómo operamos, porque ambas partes estamos bajo el escrutinio público”.
Pero para un trabajo fructífero, lo más importante según Sierra es seguir la agenda de los ciudadanos, y no la de los políticos o el gobierno. Desde el punto de vista periodístico, la historia que sirve para estas alianzas, argumentó, es aquella que “introduce desde la génesis del reportaje cuál va a ser el punto de violación principal en términos legales del funcionario público”. Para Sierra, “si eso se demuestra, ya el camino está allanado para el activista de la sociedad civil, que podrá convertir [el reportaje] en una denuncia penal o civil”.
Los panelistas también citaron ejemplos de complementariedad en el trabajo entre periodistas y activistas. Sierra contó su experiencia como becario ICFJ Knight en Panamá. En ese país había desarrollado un proyecto de periodismo de investigación que recogía denuncias ciudadanas de crímenes y corrupción y las mapeaba. Luego las denuncias se estudiaban con criterios periodísticos y finalmente se las entregaban a los medios para que ellos siguieran la investigación. El proyecto, llamado Mi Panamá Transparente, implicaba a tres medios, dos estaciones de radio, una de televisión, además de empresarios y organizaciones civiles por la seguridad del país.
Sierra explicó cómo a través del proyecto lograron que un puente que conectaba al distrito de San Miguelito y era controlado por una pandilla, pasara a ser iluminado y vigilado por la Policía. Luego el ex becario ICFJ Knight también relató cómo por intermedio del mismo proyecto y gracias a la queja de varios empresarios, se dejó sin efecto una licitación para el astillero de Panamá, dado que la empresa de uno de los integrantes del consejo que elegía las postulaciones había sido seleccionada.
En tanto, Cárdenas relató cómo la organización Poder le ayudó a investigar un derrame tóxico de sulfato de cobre acidulado sobre el río Sonora que realizó la minera Grupo México, afectando a más de 22.000 personas de siete municipios. “Mucha de la información que quise acceder por solicitudes de acceso me la negaron. Solicitaba qué había pasado con el dinero destinado a beneficiar a afectados y no me lo decían. Te decían que los habían ayudado pero era evidente que no. Sin embargo el gobierno hasta presentaba cifras”. Entonces apareció en escena Poder. “Les dije los impedimentos que estaba teniendo para acceder a los datos, e interpusieron recursos de revisión a una solicitud que yo hice. Finalmente formularon tan bonito y tan bien sus preguntas que se las contestaron. Al final el organismo me entregó el expediente y fue parte fundamental de la investigación”, relató Cardenas.
Una conclusión quedo sobrevolando tras las exposiciones de los panelistas: cuando el periodismo y el activismo logran dejar de lado sus particularidades para potenciarse, pueden lograr cambios. Según Martínez: “las autoridades ciudadanas cuando ven juntas a la sociedad civil y al periodismo, tiemblan”.
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