Anna Sánchez
"Estamos indignados por acumular muchos años de adormecimiento total"La joven periodista catalana que cuenta cómo y por qué surgen los Indignados
Anna Sánchez es catalana y tiene 27 años. Desde el interior del conflicto habla sobre el cómo y el por qué de las movilizaciones
España está revuelta. Una profunda crisis golpea al país ibérico. Pero no todo es oscuridad del otro lado del Atlántico. "!Indígnate! Porque de la indignación nace la voluntad del compromiso con la historia". De ese análisis, realizado por Stéphane Hessel, surgió el nombre de "Los indignados". Pero ¿quiénes son esos jóvenes que sacuden los preceptos del libre mercado?, ¿por qué cuestionan al modelo occidental?, ¿qué buscan?, ¿cómo se organizan? y ¿hasta dónde están dispuestos a llegar? Diagonales habló con Anna Sánchez, una joven periodista catalana que por estos días se encuentra en nuestra ciudad.
"Los Indignados son jóvenes preparados, preparadísimos. Con estudios universitarios y con experiencia, pero que por la coyuntura económica actual no encuentran dónde insertarse", asegura y amplía que "cuando empieza el período de crisis y se producen estas condiciones de paro del 20%, sumado a la generación 'ni-ni' -ni estudia ni trabaja-, a nosotros nos cambia el chip y decimos: '¿Qué está pasando?'. Hemos vivido realmente en un sueño que no es la realidad".
-¿Indignados con quién y contra qué?
-La indignación viene de un largo período en el que a los jóvenes y a los no jóvenes se les ha negado el derecho a participar, a decidir, a manifestarse, el derecho a opinar sobre lo que nosotros queríamos para nuestro propio futuro. Todo eso no estaba en nuestras manos, de hecho está en manos de la clase política y a su vez del poder económico. Estamos indignados por acumular muchos años de adormecimiento total, en los que nosotros realmente nos hemos dejado arrastrar por esta situación. Indignados es decir basta.
-¿Cómo están organizados los acampes?
-Todo surge a partir de una indignación reprimida durante años, que explotó de la peor manera. Es producto de eso que los jóvenes se fueron guardando y el día que se dice basta, se dice basta con un golpe en la mesa. Es impresionante el nivel de organización interna que se ha conseguido, por comisiones. Hay comisiones por discapacidad que buscan generar espacios adecuados. Hay peluquería, hasta hay guarderías. Había estudiantes de fisioterapia que, para quienes llevan mucho tiempo acampando, son importantes. Dan masajes gratuitos. Hay una comisión de cocina, que trabaja con las donaciones de vecinos, de comerciantes que han sido muy solidarios. Se ha conseguido generar una micro ciudad dentro de las plazas.
-¿Qué se discute en las plazas?
-El principal deseo es la reforma política estructural. Nuestra democracia se resume en ir a votar una vez cada cuatro años. No hay espacios de participación directa, en el que se pueda ir y levantar la mano. No hay referéndums. No hay una voluntad política de saber qué le interesa al pueblo.
-¿Qué tipos de jóvenes son los que participan de las manifestaciones?
-Los Indignados son jóvenes preparados, preparadísimos. Con estudios universitarios y con experiencia pero que, por la coyuntura económica actual, no encuentran dónde insertarse.
-¿Cómo recibió la sociedad el movimiento de Los Indignados?
-En su mayoría, apoya. Siempre hay un sector más progresista que está mucho más de acuerdo con las premisas que se piden, y luego hay un sector más conservador que no. El movimiento lo que ha conseguido es tener un discurso apartidista, es decir que no es ni de izquierda, ni de derecha. Eso, permitió sumar a mucha gente. Los Indignados tienen esa capacidad de absorber una masa crítica de gente que es la que hasta ahora no protestaba por nada. Hay gente mayor, gente de derecha que a lo mejor no están acostumbrados a manifestarse. Yo creo que esa es la riqueza del movimiento. Y lo ha conseguido en base a eso: a no delimitarse, a no tener un discurso de izquierda, ni de determinado partido político. Los indignados han logrado abrirse al conjunto de la sociedad.
-¿El pueblo español ha sido un pueblo poco politizado?
-Yo creo que por ese período de buena economía el pueblo se durmió. Y no necesitaba estos espacios. Ahora, que hay problemas, la gente quiere opinar y también quiere decidir y quiere aportar su granito de arena en la búsqueda de la solución de lo que podría ser el conflicto. Puede que antes no les interesara, pero la necesidad no era tan tangible como ahora.
-En los años 90, en Argentina se produjo una especie de parate cultural, en el que no había circulación de ideas, de propuestas, de debates. ¿Eso mismo pasó en España con esa especie de adormecimiento?
-Es la primera crisis económica que vive mi generación. Hemos tenido años de prosperidad económica en los que había trabajo y posibilidades para todo el mundo. Cualquiera podía permitirse comprar una casa, porque los bancos daban créditos. Todo el mundo compraba coches, se compraban cosas, había un nivel de consumo muy alto. Nosotros creímos que esa era una situación permanente. Que iba a ser para siempre. Cuando empieza el período de crisis y se producen estas condiciones de paro del 20%, sumado a la generación "ni-ni" -ni estudia ni trabaja-, a nosotros nos cambia el chip y decimos, ¿qué está pasando? Hemos vivido realmente en un sueño que no es la realidad.
-Más allá de los jóvenes agrupados en la protesta, ¿hay algún otro sector social que se haya organizado para materializar sus reclamos frente a la crisis?
-Ahora, después de 15 ó 20 días de los acampes, el movimiento se tiene que transformar y dar ese paso. Salir de la plaza. La plaza ha sido un lugar simbólico, de reunión y de punto de encuentro. Visualmente ha sido muy impactante, pero ahora hay que salir y vertebrar el movimiento a través de asambleas de barrio, de asociaciones de vecinos.
El cambio de la política que pretende el movimiento es estructural, modificar la manera en que nosotros participamos de la política. Y eso empieza porque la política, en vez de nacer de arriba hacia abajo -como hasta ahora- debe nacer desde las bases hacia arriba. Eso es lo que se está tratando de construir. Esa es la manera de salir de la plaza, sin perder la esencia del movimiento.
-Y frente a este impulso, ¿qué actitud ha tomado la clase política?
-La clase política, promueve el sistema que está vigente. Les interesa mantener ese sistema. Hasta las elecciones del 22 de mayo se mostraron un poco abiertos, porque de cara a las elecciones les venía muy bien. Después del 22M están empezando a perder la paciencia. El presidente del gobierno catalán ya ha dicho que es insostenible que la plaza continúe ocupada durante tanto tiempo. Es decir que ellos mismos están perdiendo la paciencia, porque en realidad a ellos mismos el movimiento no les interesa.
-En este contexto, América latina, con sus sucesivas crisis económicas y sociales, ¿Es un lugar de referencia? ¿Se mira a esta parte del globo, o tratan de encontrar sus propias recetas?
-Se escuchan muchas comparaciones entre la Argentina 2001, España 2011. Yo creo que, por suerte, todavía estamos un poco lejos de padecer lo que se sufrió aquí durante ese tiempo. Desde allí no se está mirando hacia aquí. De todos modos, desde Argentina pude mandarse ese mensaje de "nosotros sabemos lo que pasó y por experiencia propia podemos ayudar".
Hay un grupo que es Democracia Real Ya Buenos Aires que trabaja a través de asambleas con españoles. La idea es poder asumir esta riqueza de los argentinos para encontrar estos puntos en común y adaptarlos. La asamblea de barrio es una cosa que aquí ya se hizo, entonces por qué no aprovechar esa experiencia que ya existe para nuestro propio movimiento.
-En el resto de los países de Europa, ¿cómo es percibido este movimiento?
-El movimiento, en realidad, nació como reacción a lo que pasó en Islandia, lo que pasa es que en España ganó más fuerza. Ahora se ha reproducido en Grecia, allí se rodeó el Parlamento. Eso fue un poco más agresivo en algún sentido y, gracias a la presencia de españoles -en Europa uno puede vivir donde quiera sin necesidad de visados- y gracias a esa movilidad, hay presencia española en muchos países europeos, y a partir de allí se está extendiendo el movimiento. La crisis es europea y es mundial.
-Y en esa explosión a la que hacías mención, ¿cómo respondieron las fuerzas de seguridad?
-La fuerza del movimiento se consiguió porque el 15 de mayo, que fue la primera manifestación, los acampados decidieron quedarse y hubo una represión policial en la que se los desalojó. En lugar de calmar el movimiento, lo que consiguieron fue la reacción contraria: la gente dijo "¿Cómo nos van a echar de la plaza? Vamos a ocuparla todavía más". Como era período preelectoral, no se reaccionó y ahora que las elecciones han pasado, parece que las fuerzas policiales tienen menos paciencia. En Barcelona hubo una represión policial desproporcionada con el argumento de limpiar la plaza. Lo que consiguieron es que el movimiento, que se estaba empezando a dispersar por el cansancio de la gente, se reavivara y esa misma noche hubo una gran movilización de gente, y muestras de apoyo en España.
-¿Cómo sigue este proceso?
-Como todavía no se ha articulado bien esta manera de salir del acampe, de momento siguen. Hay temor de que si se desocupa la plaza, el movimiento se diluya y todo lo anterior sea en vano. Entonces, se ha decidido que cada domingo se va a discutir la cuestión hasta que haya una manera de salir, fiable, que asegura la continuidad del momento.
-¿La crisis se veía venir?
-La primera convocatoria fue el 15 de mayo. Hasta ese momento no había habido una reacción popular ante la crisis. Lo curioso del movimiento es que se organiza sin ninguna plataforma estructurada desde antes, la plataforma se estructura después a través de las redes sociales.
DD.HH.: "Argentina es un ejemplo de madurez"
En los últimos años, Argentina, se ha convertido en un referente en cuestión de Derechos Humanos. Los sucesivos juicios llevados adelante contra represores que participaron de la última dictadura militar, son producto de un proceso histórico y social que en otras regiones del mundo -aún con dictaduras tan terribles como la que vivió la Argentina- no han tenido lugar. Un claro ejemplo es España y el gobierno de Franco. Cómo lo ven los indignados.
-En España, las investigaciones por los delitos cometidos durante el gobierno de Franco no existen. ¿Esto se debate entre Los Indignados?
-Me sorprende positivamente la madurez política y social que demuestra Argentina afrontando este período de su historia. Porque es una cosa que pasó y es necesario hacer justicia. En España hay un temor a destapar, a saber y a condenar por todo esto. Siempre está esa típica excusa de lo que pasó, pasó, no vamos a remover. Pero cuando tú estás afectado directamente, es una herida que no sana. Y no afrontarlo me parece de una inmadurez espectacular. Hay mucha gente que merece justicia. Me parece increíble que no haya una ley de memoria histórica que permita hacer justicia con todas esas familias que sufrieron tanto.
Con la cruz y con el trono
-¿Qué lugar ocupa el rey en todo este conflicto?
-El Rey es una figura que en las relaciones exteriores tiene un papel importante, pero para el gobierno del país no se lo considera, no se pronuncia. El papel del Rey es respecto más a diplomacia y relaciones internacionales. A nivel de gestión no tiene tanta presencia. Sobre la familia real española, nosotros decimos "Es que el rey es tan campechano". Es como decir que es tan humilde, popular, no es una persona distante. Se ha sabido ganar a la gente. Pero igual creo que está desfasado tener una familia real que vive de todos nosotros
-¿Y la Iglesia?
-La Iglesia, pese a que España es en principio un Estado laico, tiene un peso importante. También es verdad que sus influencias están desapareciendo porque las nuevas generaciones estamos mucho menos influenciadas por la religión que nuestros padres y nuestros abuelos. En realidad ese peso es circunstancial, porque se va a acabar diluyendo.
El rol de las nuevas tecnologías
-Como periodista, y como trabajadora de los medios, ¿qué análisis hacés del tratamiento mediático que tuvo este tema?
-No he seguido el moviendo a través de los canales tradicionales de comunicación, es decir a través de los periódico o de la televisión. El propio movimiento ha generado sus propios canales de información, a través del llamado periodismo ciudadano. Ellos mismos, sin necesidad de que se filtre la información por ningún otro canal, son los que promueven esta información. Lo hacen a través de Facebook, Twitter, blogs, han hecho streaming -conexión directas-. Eso tuvo mucha repercusión. Su Facebook tiene miles de seguidores. Es una información mucho más directa y no filtrada, no manipulada. También hay periódicos, más cercanos a la izquierda, que han dado más apoyo al movimiento, como por ejemplo el Diario Público. Y sé que diarios más de derecha, como Intereconomía, que es un canal de televisión puramente de derecha, ha calificado a los manifestantes de vagos, de hippies.
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