POR ANTONIO MARIA DELGADO
Primero eran barcos de guerra iraníes los que serían enviados a Venezuela y ahora es Rusia la que envía dos bombarderos capaces de llevar armas nucleares. El régimen de Nicolás Maduro está tratando de mostrar al mundo que aún cuenta con amigos dispuestos a salir en su defensa ante temores de una intervención extranjera.
Y aún cuando la gran mayoría de los países latinoamericanos insisten en que una intervención de ese tipo no está siendo discutida para poner fin a la aguda crisis venezolana, la señal que proviene de Venezuela es que el régimen lo ve como un peligro inminente.
“Nos estamos preparando para defender Venezuela hasta el último palmo cuando sea necesario, y eso lo vamos a hacer con nuestros amigos, porque tenemos amigos en el mundo”, dijo el ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino, al recibir el destacamento ruso.
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