PARAGUAY RECLAMA ATENCION -- José Antonio Vera – 30.11.17
En un clima político ríspido, protagonizado
por una colosal inversión de capitales de los propios candidatos, familiares,
ciertos círculos de diversos ambientes, no siempre limpios, e instituciones
bancarias florecientes, están convocadas las elecciones internas de los
partidos políticos en Paraguay, para
este domingo 17 de diciembre, tras el cierre, el 24 de octubre, de las
inscripciones de los postulantes por cada una de las 24 concertaciones, emblemas
y alianzas ante el Tribunal Superior Electoral, que usurpa el Partido Colorado.
El enfrentamiento representa un espectáculo,
por lo menos escandaloso, con acusaciones y reproches de narcotraficantes,
contrabandistas, lavadores de dinero y otras yerbas, sobresaliendo un
vocabulario soez que, nada ingenuamente, delega la atención de los graves
problemas sociales de un país de siete millones de habitantes, con un 40 por
ciento de pobreza, la mitad desnutridos (un millón y cuarto de niños, según la
FAO), de injusticia, inequidad y
exclusión social, con una estructura dependiente del campo, donde se registra
un inigualable acaparamiento de tierras, del 85 por ciento del total productivo
en manos del 2.5 por ciento por una población ostentosa y desinteresada del
desarrollo nacional.
Por el Partido Colorado gobernante y el
Liberal, se enfrentan cuatro aspirantes con coincidencia ideológica y misma inescrupulosa ambición de
poder, incapaces de exponer alguna propuesta de cambio, y ni siquiera una
consigna novedosa, sembrando de mediocridad la puja electoral, sin apenas rozar
temas trascendentes, como la creciente exclusión social, el estímulo estatal a
una clase media alta y egoísta, la carrera privatista que incluye a la propia
Universidad Nacional, y la amenaza del Acuerdo Mercosur-Europa.
Aún se recuerda, aunque en baja y con
inocultable sorna popular, que equivale a un descrédito imposible de ocultar
por los medios afines, la consigna ganadora de “Nuevo Rumbo”, presentada
durante la campaña electoral del 2013 por Horacio Cartes, hoy víctima del
efecto boomerang, como respuesta de la mayoría ciudadana decepcionada por todos
los partidos, que confió que ese empresario exitoso, podría conducir una
política social en beneficio del pueblo, y no de la arrogante oligarquía. “Está
tan rico que no necesita robar”, se comentaba entre un pueblo habituado a la
prostitución administrativa.
De nuevo, la gente habría olvidado que el
factor de rentabilidad financiera es la
razón mayor de vida de todo inversionista especulador, como es Cartes,
habituado a ganar siempre en toda operación comercial desde sus 18 años, cuando
comenzó a pilotear aviones, durante el régimen tiránico del General Alfredo
Stroessner accedió a créditos de varios millones de dólares subvencionados para
la producción por el Banco Central y los colocaba en el mercado con alta tasa
de interés, lo cual lo llevó fugazmente a la cárcel.
Luego compró equipos de fútbol, contrató al
Tata Martino e hizo flamear en el mundo al fútbol paraguayo, con fuertes
vínculos con la jerarquía de la FIFAgate, por lo que el argentino Burzaco, uno
de los arrepentidos, lo señala cercano a los capos. Ha montado una veintena de
empresas agropecuarias, y una de las más grandes fábricas de cigarrillos del
continente, cuya masiva exportación le está generando acusaciones de
contrabandista en varios países, y produce millones de litros de bebidas sin
alcohol, utilizando gratuitamente las aguas del Acuífero Guaraní, al igual que
la Coca-Cola y las cerveceras, al punto que, entre todas, están agotando ese generoso
manto, que recibe menor caudal del que
le extraen, y que es la base de abastecimiento de Asunción y las ciudades
vecinas.
Además, al igual que muchos
multimillonarios que compran impunidad, el mandatario paraguayo ha incursionado
oportunamente en la comunicación, comprando diarios, radios y canales de
televisión, a diferencia de la miope visión de sus opositores ideológicos, que
prosiguen su dormidera comunicacional, ignorando su importancia como
herramienta política.
Sin embargo, Cartes, el ganador, ha
empezado a perder. Fracasó en su intento de forzar una reelección
inconstitucional, derrotado por la oposición mayoritaria de la ciudadanía, al
punto que generó la visita, 14 meses atrás, de una misión que envió Washington
con la orden de rectificar y una muy publicitada intervención del propio Papa
Francisco. Esa derrota produjo otro crimen de Estado, con el asesinato por
policías, de un joven dirigente del Partido Liberal, al interior del local de
esa institución, y varios detenidos.
Observando tanto desatino cometido por un
mandatario convencido de que es intocable, es pecar de mucha ingenuidad pensar
que Cartes ha renunciado a continuar en el mando del Ejecutivo Nacional, y esa
ambición, a juicio de más de un observador, quizás se manifieste con virulencia
el domingo 17 en las internas, pierda su candidato o gane, con una respuesta
que, a título de hipótesis, se comienza a barajar como plan desestabilizador
del propio Estado cuyos otros dos poderes mantiene sometidos desde hace tiempo.
A ese déficit político, se suma una postura
antipatriótica de ambos partidos mayoritarios, al continuar permitiendo, desde
hace tres décadas, que Brasil y Argentina se lleven algo así como el 90 por
ciento de la energía hidroeléctrica que producen las represas de Itaipú y
Yaciretá, pagando un irrisorio precio por el excedente de 40 por ciento que
Paraguay, desindustrializado, es incapaz de absorver. Los dos Tratados
bilaterales fijan que el socio que acusa sobrante, tiene que cederlo al que lo
puede explotar. En principio, eso tiene lógica, pero es inmoral, porque esos
dos socios mayores, continúan pagando sumas ridículas, resultado de las
componendas operadas entre los sucesivos gobiernos.
Entre el 2008 y el 2012, el gobierno presidido
por Fernando Lugo pretendió corregir ese abuso, aprovechando el diálogo de
cooperación que se había establecido en
Suramérica, y ese buen clima político permitió que culminara relativamente bien
para Paraguay, la negociación que comenzó un equipo de miembros del Ejecutivo y
de la Cancillería con autoridades brasileñas, logrando el acuerdo de Lula para
pagar 360 millones de dólares por año, contra los 120 que Brasil aportó durante
20 años por el excedente que se lleva.
A la par de colorados y liberales, juega en
tercera posición hacia las presidenciales del 22 de abril, GANAR (Gran Alianza
Nacional Renovada) conglomerado que algunos llaman progresista, y cuya figura
saliente es el exPresidente Fernando Lugo, integrada por el Partido Liberal,
cuyo ganador en las internas el domingo 17 será el candidato a Presidente por
esa alianza. También son miembros el Frente Guasú y la concertación Avanza País,
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