06 diciembre, 2017

Paraguay reclama atención- José Antonio Vera

PARAGUAY RECLAMA ATENCION -- José Antonio Vera – 30.11.17
En un clima político ríspido, protagonizado por una colosal inversión de capitales de los propios candidatos, familiares, ciertos círculos de diversos ambientes, no siempre limpios, e instituciones bancarias florecientes, están convocadas las elecciones internas de los partidos políticos en Paraguay,  para este domingo 17 de diciembre, tras el cierre, el 24 de octubre, de las inscripciones de los postulantes por cada una de las 24 concertaciones, emblemas y alianzas ante el Tribunal Superior Electoral, que usurpa el Partido Colorado.
El enfrentamiento representa un espectáculo, por lo menos escandaloso, con acusaciones y reproches de narcotraficantes, contrabandistas, lavadores de dinero y otras yerbas, sobresaliendo un vocabulario soez que, nada ingenuamente, delega la atención de los graves problemas sociales de un país de siete millones de habitantes, con un 40 por ciento de pobreza, la mitad desnutridos (un millón y cuarto de niños, según la FAO),  de injusticia, inequidad y exclusión social, con una estructura dependiente del campo, donde se registra un inigualable acaparamiento de tierras, del 85 por ciento del total productivo en manos del 2.5 por ciento por una población ostentosa y desinteresada del desarrollo nacional.
Por el Partido Colorado gobernante y el Liberal, se enfrentan cuatro aspirantes con coincidencia  ideológica y misma inescrupulosa ambición de poder, incapaces de exponer alguna propuesta de cambio, y ni siquiera una consigna novedosa, sembrando de mediocridad la puja electoral, sin apenas rozar temas trascendentes, como la creciente exclusión social, el estímulo estatal a una clase media alta y egoísta, la carrera privatista que incluye a la propia Universidad Nacional, y la amenaza del Acuerdo Mercosur-Europa.
Aún se recuerda, aunque en baja y con inocultable sorna popular, que equivale a un descrédito imposible de ocultar por los medios afines, la consigna ganadora de “Nuevo Rumbo”, presentada durante la campaña electoral del 2013 por Horacio Cartes, hoy víctima del efecto boomerang, como respuesta de la mayoría ciudadana decepcionada por todos los partidos, que confió que ese empresario exitoso, podría conducir una política social en beneficio del pueblo, y no de la arrogante oligarquía. “Está tan rico que no necesita robar”, se comentaba entre un pueblo habituado a la prostitución administrativa.
De nuevo, la gente habría olvidado que el factor  de rentabilidad financiera es la razón mayor de vida de todo inversionista especulador, como es Cartes, habituado a ganar siempre en toda operación comercial desde sus 18 años, cuando comenzó a pilotear aviones, durante el régimen tiránico del General Alfredo Stroessner accedió a créditos de varios millones de dólares subvencionados para la producción por el Banco Central y los colocaba en el mercado con alta tasa de interés, lo cual lo llevó fugazmente a la cárcel.
Luego compró equipos de fútbol, contrató al Tata Martino e hizo flamear en el mundo al fútbol paraguayo, con fuertes vínculos con la jerarquía de la FIFAgate, por lo que el argentino Burzaco, uno de los arrepentidos, lo señala cercano a los capos. Ha montado una veintena de empresas agropecuarias, y una de las más grandes fábricas de cigarrillos del continente, cuya masiva exportación le está generando acusaciones de contrabandista en varios países, y produce millones de litros de bebidas sin alcohol, utilizando gratuitamente las aguas del Acuífero Guaraní, al igual que la Coca-Cola y las cerveceras, al punto que, entre todas, están agotando ese generoso manto, que recibe menor caudal del  que le extraen, y que es la base de abastecimiento de Asunción y las ciudades vecinas.
Además, al igual que muchos multimillonarios que compran impunidad, el mandatario paraguayo ha incursionado oportunamente en la comunicación, comprando diarios, radios y canales de televisión, a diferencia de la miope visión de sus opositores ideológicos, que prosiguen su dormidera comunicacional, ignorando su importancia como herramienta política.
Sin embargo, Cartes, el ganador, ha empezado a perder. Fracasó en su intento de forzar una reelección inconstitucional, derrotado por la oposición mayoritaria de la ciudadanía, al punto que generó la visita, 14 meses atrás, de una misión que envió Washington con la orden de rectificar y una muy publicitada intervención del propio Papa Francisco. Esa derrota produjo otro crimen de Estado, con el asesinato por policías, de un joven dirigente del Partido Liberal, al interior del local de esa institución, y varios detenidos.
Observando tanto desatino cometido por un mandatario convencido de que es intocable, es pecar de mucha ingenuidad pensar que Cartes ha renunciado a continuar en el mando del Ejecutivo Nacional, y esa ambición, a juicio de más de un observador, quizás se manifieste con virulencia el domingo 17 en las internas, pierda su candidato o gane, con una respuesta que, a título de hipótesis, se comienza a barajar como plan desestabilizador del propio Estado cuyos otros dos poderes mantiene sometidos desde hace tiempo.
A ese déficit político, se suma una postura antipatriótica de ambos partidos mayoritarios, al continuar permitiendo, desde hace tres décadas, que Brasil y Argentina se lleven algo así como el 90 por ciento de la energía hidroeléctrica que producen las represas de Itaipú y Yaciretá, pagando un irrisorio precio por el excedente de 40 por ciento que Paraguay, desindustrializado, es incapaz de absorver. Los dos Tratados bilaterales fijan que el socio que acusa sobrante, tiene que cederlo al que lo puede explotar. En principio, eso tiene lógica, pero es inmoral, porque esos dos socios mayores, continúan pagando sumas ridículas, resultado de las componendas operadas entre los sucesivos gobiernos.
Entre el 2008 y el 2012, el gobierno presidido por Fernando Lugo pretendió corregir ese abuso, aprovechando el diálogo de cooperación  que se había establecido en Suramérica, y ese buen clima político permitió que culminara relativamente bien para Paraguay, la negociación que comenzó un equipo de miembros del Ejecutivo y de la Cancillería con autoridades brasileñas, logrando el acuerdo de Lula para pagar 360 millones de dólares por año, contra los 120 que Brasil aportó durante 20 años por el excedente que se lleva.
A la par de colorados y liberales, juega en tercera posición hacia las presidenciales del 22 de abril, GANAR (Gran Alianza Nacional Renovada) conglomerado que algunos llaman progresista, y cuya figura saliente es el exPresidente Fernando Lugo, integrada por el Partido Liberal, cuyo ganador en las internas el domingo 17 será el candidato a Presidente por esa alianza. También son miembros el Frente Guasú y la concertación Avanza País, 

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