En junio pasado, UNESCO publicó “An Attack on One is an Attack on All” (“Un ataque contra uno es un ataque contra todos"): una publicación que reúne programas de todo el mundo que trabajan para crear conciencia y ayudar a los periodistas a negociar y protegerse en situaciones peligrosas.
Las 22 "buenas prácticas" que el informe destaca habrían sido una herramienta perfecta para una clase sobre cobertura del terrorismo que di a periodistas de Bangladesh a principios de año.
Cuando les pregunté cuántos de ellos tenían pensada alguna estrategia de seguridad antes de abordar una tarea arriesgada, ni una sola mano se levantó. "Nadie habla de eso", dijo un joven reportero encogiéndose de hombros.
Muchos de quienes asistieron a esa clase en Dhaka cubren crímenes violentos y actividades terroristas locales; algunos sobrevivieron a intimidaciones de parte de distintas facciones, a golpes brutales y amenazas de muerte.
Y, sin embargo, todos los periodistas dijeron que la seguridad personal no era una prioridad en sus redacciones. Desafortunadamente, no están solos; se trata de una situación común para periodistas de todo el mundo.
Antes de irme les presenté varios recursos que pueden emplear para mantenerse seguros, comenzando por el International News Safety Institute y el Comité para la Protección de los Periodistas, que ofrecen pautas y consejos de seguridad excelentes.
Pero hoy quisiera contarles acerca del informe de la UNESCO, que ofrece modelos de seguridad que pueden reproducirse en otros países.
El documento ofrece información sobre "formas innovadoras y exitosas en las que medios, periodistas y organizaciones de la sociedad civil se unen para mejorar la seguridad de los periodistas".
El autor Larry Kilman espera que el documento inspire a otros a "apoyar estos esfuerzos, tal vez duplicarlos, y crear conciencia sobre la importancia de este trabajo".
"No está lleno de estadísticas y datos. Es, en cambio, una colección de historias, contadas por personas motivadas que se dedican a proteger a los periodistas con medidas proactivas”, escribió Kilman tras la publicación.
El informe nos recuerda por qué son necesarias estas precauciones: más de 120 periodistas y trabajadores de los medios murieron en todo el mundo en 2016 y más de 800 periodistas han sido asesinados en los últimos 10 años. La mayoría de los casos permanecen sin resolver. Y cifras aun mayores de periodistas han sufrido intimidación, ataques físicos, prisión y censura.
“La cultura de la impunidad está llevando a muchos periodistas al exilio y al silencio”, expresó Guy Berger, director de la División para la Libertad de Expresión y el Desarrollo de los Medios de Comunicación (FEM).
Las 22 buenas prácticas de periodistas y organizaciones de la sociedad civil son el corazón de la publicación. ¿Qué provocó la creación de redes de seguridad? ¿Cómo funcionan y quién los apoya? Hay mucho que aprender de cada una. Voces valientes agregan sabiduría e inspiración a las historias.
Algunos ejemplos:
• En Pakistán, líderes de medios crearon un grupo llamado "Editores para la seguridad", utilizando WhatsApp. Este grupo de mensajería cifrada se utiliza para "informar, confirmar y recopilar pruebas de abuso contra periodistas. Moviliza el apoyo de los editores y aumenta la publicidad de los casos de agresión para garantizar que no se ignoren los crímenes contra los periodistas y que se haga rendir cuentas a los perpetradores”, dice el informe.
Cuando se ataca a un periodista, la noticia se difunde por Whatsapp y "comienza la cadena", explica Zaffar Abbas, editor del periódico Dawn, una publicación líder en Pakistán. "Solo transmitimos o publicamos la historia cuando un editor de ese medio en particular confirma el ataque y nos da el visto bueno. Hasta ahora, está funcionando de manera notable”, dice en el informe.
• Cuando los talibanes tomaron Kunduz, Afganistán, en 2015, incendiaron a la mayoría de los medios de comunicación de la provincia. El Comité de Seguridad de Periodistas Afganos (AJSC) entró en modo de emergencia para ayudar a 132 periodistas y sus familias a escapar del ataque de los talibanes. La acción rápida del comité salvó decenas de vidas.
"Esa gran operación de respuesta rápida muestra que las personas han aprendido cómo operar, cómo hacer planes de gestión de riesgos, cómo dar primeros auxilios, cómo usar el apoyo social", comenta un miembro del AJSC que, por razones de seguridad, no fue identificado en el informe. El comité se estableció en 2009 como una red nacional que emplea periodistas locales y entrenadores de seguridad en Kabul y en oficinas regionales, medios y clubes de prensa.
• Un programa en Colombia opera bajo el axioma de que hay seguridad en los números. Esa es la fuerza impulsora detrás de un proyecto del Consejo de Redacción, una red de periodistas que promueve proyectos conjuntos de investigación. Los reporteros se protegen colaborando en historias sobre corrupción política, narcotráfico y otras formas de crimen organizado que podrían incitar represalias. La firma de esas historias simplemente dice: "Escrito para Consejo de Redacción".
Las investigaciones a menudo van acompañadas de foros online donde los periodistas pueden discutir su trabajo entre ellos y obtener consejos de colegas de todo el mundo. El grupo ha desarrollado estándares de seguridad que cubren todo, desde el manejo de paquetes sospechosos que llegan a la oficina hasta seguridad digital.
La publicación de la UNESCO ofrece una orientación optimista sobre nuevas alianzas y esfuerzos cooperativos que actúan en nombre de la seguridad de los periodistas. Los lectores aprenden que las organizaciones de la sociedad civil están más involucradas, motivadas por "la necesidad de proteger al periodismo como un bien social". Eso es algo prometedor para los profesionales de los medios que trabajan en lugares peligrosos.
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